del sitio en que cayó esa madrugada
y coserse una sonrisa
para atravesar el muro.
Habrá que enterrar ciertos recuerdos
allí donde no puedan allanarlos
en algún rincón de la memoria
y abordar el dolor de otros comienzos.
Habrá que esconder el estupor
y jugar a ser sobrevivientes
barrer los escombros como si nada
festejar este bautizo
donde hasta Dios estuvo ausente
restañar esta herida que nos sangra
con esperanzas clandestinas, de esas
que siempre le nacen a los pueblos.
Habrá que cantar bajito
como los niños cuando juegan solos.
Lo que no habrá que hacer
bajo ningún motivo
es olvidar
envejecer
y rendirse.
Consuelo Tomas F.