domingo, 30 de septiembre de 2007





Las tres palabras más extrañas.


Cuando pronuncio la palabra Futuro,

la primera sílaba pertenece ya al pasado.


Cuando pronuncio la palabra Silencio,

lo destruyo.


Cuando pronuncio la palabra Nada,

creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.


WISLAWA SZYMBORSKA.


“Es usted la mujer más bella que he visto en mi vida... lo cual no dice mucho en mi favor”.


“¿Quiere usted casarse conmigo? ¿Es usted rica? Conteste primero a la segunda pregunta”.


“Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no los conozco muy bien”.“¿Servicio de habitaciones? Mándenme una habitación más grande”.


“Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente”.


“Bebo para hacer interesantes a las demás personas”.


“He pasado una noche estupenda. Pero no ha sido ésta”.


“Debo confesar que nací a una edad muy temprana”.


“Una mañana me desperté y maté a un elefante en pijama. Me pregunto cómo pudo ponerse mi pijama”.


“He disfrutado mucho con esta obra de teatro, especialmente en el descanso”.


“En las fiestas no te sientes jamás; puede sentarse a tu lado alguien que no te guste”.


“Cásate conmigo y nunca más miraré a otro caballo”.


“Éstos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros”.


Julius Henry Marx: Groucho Marx



Cuando el niño era niño
caminaba con los brazos abiertos,
el manantial quería ser un río,el río ser torrente
y este charquito: el mar.
Cuando el niño era niño
él no sabía que era niño,
parecía que todo tenía alma
y todas las almas eran una.
Cuando el niño era niño
no tenía opinión de nada,
no tenía hábito alguno,
le gustaba sentarse en flor de loto,
se echaba a correr de repente,
tenía un remolino en el pelo
y no hacía caras cuando lo fotografiaban.
Cuando el niño era niño
aquél era el tiempo de estas preguntas:
¿Por qué soy yo yo y no tú?
¿Por qué estoy aquí y no estoy allá?
¿Cuándo comenzó el tiempo, dónde acaba el espacio?
¿Es un sueño esta vida bajo el sol,lo que veo y lo que oigo y lo que huelo
son el brillo de un mundo antes del mundo?
¿De veras existe el mal y la gente que es mala?
¿Cómo puede ser que yo que soy yo
antes de ser no era
y que, alguna vez, yo que soy yo
no seré más lo que yo soy?
Cuando el niño era niñose atragantaba con las espinacas,
con los chícharos y el arroz con leche
y la col al vapor:hoy come todo eso,
y no sólo por necesidad.
Cuando el niño era niño
se despertó una vez en una cama extraña
y ahora eso le pasa todo el tiempo,
mucha gente le parecía hermosa
y ahora eso casi nunca le pasa,
podía imaginarse muy claro el Paraíso
y ahora puede intuirlo apenas,
no podía pensar en la Nada
y ahora la Nada le enchina la piel.
Cuando el niño era niño
jugaba con mucho entusiasmo
y ahora siente ese mismo entusiasmo
por cosas del trabajo.
Cuando el niño era niño
manzanas y pan eran suficiente,
y lo son todavía.
Cuando el niño era niño
las uvas le caían en las manos
como sólo las uvas caen,
y así es todavía,
las nueces frescas le escaldaban la lengua,
y así es todavía,
sentía en cada montaña
nostalgia de una más alta montaña
y en cada ciudad
nostalgia de una más grande ciudad,
y así es todavía,
eufórico, se estiraba por las cerezas
más altas de los árboles,
y así es todavía,
se avergonzaba ante los extranjeros,
y se avergüenza todavía,
esperaba la primera nevada,
e igual la espera todavía.
Cuando el niño era niño
arrojó una vara como lanza contra un árbol,
y ahí tiembla la lanza todavía.
Peter Handke.
"El cielo sobre Berlín", 1987. Dirigida por Win Wenders, con guión del mismo y el escritor austríaco Peter Handke.




Los escarabajos vuelan al atardecer. (Fragmento)
Maria Gripe


David la miró sonriente.

-Es cierto -dijo en tono provocador-. Si se leen así las cartas, se podría hacer una tesis sobre el típico papel de la mujer.

Annika explotó:

-¿El típico papel de la mujer? ¡Lo dices así para molestarme!

-¡No! No debes interpretarlo así.

¡Lo has dicho con esa intención! Es una expresión odiosa. Además a menudo se utiliza erróneamente, creo yo. No siempre se trata de papeles específicos de la mujer. Y no fue un papel específico de su sexo el que Emilie asumió cuando cargó con tanta responsabilidad. Lo hizo porque tenía generosidad para hacerlo y porque era una persona con gran capacidad de amar. Su error no fue aceptar la responsabilidad, sino no reclamar un derecho equivalente. No hay que limitarse a dar; también es preciso exigir y aprender a hacerlo. Quiero decir que cuando el uno permite al otro satisfacer determinadas exigencias, se ennoblecen los dos. De lo contrario, solo se consigue mantener tiranos y mártires.

domingo, 23 de septiembre de 2007


TRANSLATION

One ArtElizabeth Bishop


El arte de perder no es difícil de dominar;

Tantas cosas se ven llenas con el propósito

De ser perdidas, que su pérdida no es un desastre.


A diario pierde algo.

Acepta la perplejidad de no encontrar

Las llaves de la puerta, la hora malamente gastada.


El arte de perder no es difícil de dominar.

Practica después perdiendo un poco más, más rápido.


Lugares y nombres y donde pretendías

Viajar, ninguno de estos traerá un desastre.


Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! Mi última, o

Penúltima, de mis tres queridas casas se fueron.


El arte de perder no es difícil de dominar.

Perdí dos bellas ciudades. Y aún más vasto,

Algunos de mis reinos, dos ríos, un continente.


Sí, los extraño, pero aún así no causaron ningún desastre.-Hasta perderte (tu voz burlona, un gesto que amo) No debí haber mentido.



Pero es obvio


El arte de perder no es tan difícil de dominar

Aunque parezca (escríbelo) un desastre.

Milan Kundera





Fragmento de La insoportable Levedad del SER:


La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes. "



Fragmento de La Broma, de Milan Kundera.


A pesar de mi escepticismo me ha quedado algo de superstición. Por ejemplo esta extraña convicción de que todas las historias que en la vida ocurren tienen además un sentido, significan algo. Que la vida, con su propia historia dice algo sobre sí misma, que nos devela gradualmente alguno de sus secretos, que está ante nosotros como un acertijo que es necesario resolver. Que las historias que en nuestra vida vivimos son la mitología de esa vida, y que en esa mitología está la clave de la verdad y del secreto. Que es una ficción? Es posible, es incluso probable, pero no soy capaz de librarme de esta necesidad de descifrar permanentemente mi propia vida. "

La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso. La borró junto con el amor que sintió por ella. La gente grita que quiere crear un futuro mejor, pero eso no es verdad, el futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se re-escriben las biografías y la historia. "


Milan Kundera... Fragmento El libro de la risa y el olvido.

Si el sueño fuera (como dicen) una tregua,

un puro reposo de la mente,

¿por qué, si te despiertan bruscamente,

sientes que te han robado una fortuna?

¿Por qué es tan triste madrugar?


La hora nos despoja de un don inconcebible,

tan íntimo que sólo es traducible

en un sopor que la vigilia dora

de sueños, que bien pueden ser reflejos

truncos de los tesoros de la sombra,

de un orbe intemporal que no se nombra

y que el día deforma en sus espejos.


¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño,

del otro lado de su muro?


Jorge Luis Borges.

LAS COSAS ENTERAS
Las cosas enterasEn un campo

soy la ausencia
de campo.
Siempre
sucede así.
Donde quiera que esté
soy aquello que falta.
Si camino
parto del aire
mas siempre
vuelve el aire
a llenar los espacios
donde mi cuerpo estuvo.
Todos tenemos razones
para movernos:
yo me muevo
por mantener
enteras a las cosas.

Alguien me hablo todos los dias de mi vida
al oido.....
despacio...
lentamente.
Me dijo:
!Vive, vive, vive!.
Era la muerte"


Jaime Sabines




En la vida uno encuentra a su paso millares de pequenas encrucijadas, pero solo unas pocas bifurcaciones de importancia, instancias en las que uno debe reflexiona a fondo y encarar la realidad sin concesiones.


Hay momentos en la vida de una persona en que se logra levantar algo constructivo en medio de la adversidad; hay veces en que las cosas se le ponen a uno tan mal que te ves obligado a agarrar al destino por el cuello y zarandearlo.


Lee Iacocca



Asi
como
del fondo de la musica

brota una nota

que
mientras vibra

crece y se adelgaza

hastaque

en

otra musica enmudece,
brota del fondo del silencio

otro silencio,
aguda torre,
espada,
y sube

y crecey

nos suspende
y mientras sube

caen
recuerdos

esperanzas,las pequenas mentiras
y las grandes,y queremos gritar
y en la garganta

se

desvanace el grito:
desembocamos al silencio

en

donde

los silencios enmudecen...
Octavio Paz

Jorge Luis Borges


Ya no es mágico el mundo.
Te han dejado.


Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines:
Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.


Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor.


Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde ( repites vanamente )
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.


Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.


Ya no seré feliz.
Tal vez no importa.

Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar.
La vida es corta
y aunque las horas son tan largas,
una
oscura maravilla nos acecha,

la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor.


La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.


Sólo me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.



EL INSTANTE
¿Dónde estarán los siglos,
dónde el sueño de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?


El presente está solo.


La memoria erige el tiempo.


Sucesión y engaño es la rutina del reloj.
El año no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo de agonías,
de luces, de cuidados; el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.

El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.


Mi libertad me ama y todo el ser le entrego.
Mi libertad es tranca a la cárcel de mis huesos.
Mi libertad se ofende si soy feliz con miedo.
Mi libertad desnuda me hace el amor perfecto.
Mi libertad me insiste con lo que no me atrevo.
Mi libertad me quiere con lo que llevo puesto.
Mi libertad me absuelve si alguna vez la pierdo por cosas de la vida que a comprender no acierto. Mi libertad no cuenta los años que yo tengo, pastora inclaudicable de mis eternos sueños.
Mi libertad me deja y soy un pobre espectro.
Mi libertad me llama y en trajes de alas vuelvo.


Mi libertad comprende que yo me sienta preso de los errores míos, sin arrepentimiento.
Mi libertad quisiera en el astro sin asueto y el átomo recluso.
Ser libre!Que misterio!
En su vientre mi madre me decía: Ser libre no se compra ni es dádiva o favor.
Yo vivo del hermoso secreto de esta orgía.
Si polvo fui y al polvo iría soy polvo de alegría y en leche de alma premio mi libertad y mi olor.


Mi libertad me sueña con mis amados muertos.
Mi libertad adora a los que en vida quiero.
Mi libertad me dice de cuando en vez por dentro, que somos tan felices como deseamos serlo.
Mi libertad conoce al que mató y al cuervo que ahoga y atormenta la libertad del bueno.
Mi libertad se infarta de hipócritas y necios.
Mi libertad trasnocha con santos y bohemios.
Mi libertad es tango de par en par abierto, y es luz y cueca y lloro, canción y romancero
Mi libertad es tango juglar de pueblo en pueblo y es murga y sinfonía y es coro en blanco y negro
Mi libertad es tango que baila en diezmil puertos y es rock milonga y salmo Es épera y flamenco
De niño la adoré, deseandola crecí,
Mi libertad: mujer de tiempo y luz la quiero hasta el dolor y hasta la soledad.


Horacio Ferrer


DERROTA
Anuncio mi regreso al límite marcado.
Al reloj con sus rígidas señales,
a las siglas convenidas y ese rictus
que amedrentalos símbolos vitales.
Sí, ya estoy aquí, vedme desnuda
de toda rebelión,
de todo intento,
del fuego primordial de la esperanza,
fracción de vidacon su perfil anónimo.
Ya enjaulé mis ensueños migratorios,
exilié mis verdades insurgentes,
ahuyenté mis fantasmas libertarios
y renegué de
mis locuras esenciales.
Ya soy de nuevo la cifra en el rebaño,
la postulante de toda cobardía,
os invito, sin rencor, al gran evento,
de mis remordimientos
y nostalgias.
PRESENCIA DE LA TRISTEZA
Nos toma sin un porqué,
sin hora señalada,
sin un tímido ademán sobre la espalda;
franquea el instante su presencia advenediza,
pálida huéspedcon su viudez de fiesta.
Y se asila en silencio,
fibra a fibra
se instala en nuestro lecho y nuestra mesa,
trasgrede todo muro,
toda puerta
donde el alma se defiende
en pro y en contra.
¡Ah, tristeza!¡Tristeza!
Parásita insaciable,
necrófaga voraz,
te nutres de pretérito,
revuelcas viejas ruinas.
Exhumas, siempre exhumas
las desoladas momias
que celan y vigilan batallas y naufragios,
soberbios esqueletosde fracasadas fugas.
Engulles los despojos, cadáveres de sueños.
una pena extraviada, un rencor que no te atañe.
Entonces
lloramos la certezade un río subterráneo
que crece entre los huesosy mucho más adentro.
Y el río se vuelve mar,
y el mar se torna eco
que repite honda tras honda
idéntico lamento.
MIEDO
A veces pienso que tú y yo
es lo único que nos queda.
La gente se ha ido a la deriva buscando sus valores
extraviados,
cada espalda se ajusta, contra un muro eludiendo el saqueo
de la sombra,
y se palpan a tientas el costado, y ,preparan sus uñas
como espadas,
y rastrean sus venas pulso a pulso para saberse
vivos de repente.
Hay un viento que acosa toda llama, una ojera creciendo
en cada rama,
ya la espina se esconde de la rosa y la fe se ha exiliado
de sí misma.
Nadie inventa su vida sueño a sueño ni prepara taller
para el futuro,
cada quien recoge su cosecha y la traga de un golpe
o la destruye.
Fugitivos de todos los espejos donde aguarda el reverso
de la máscara,
acarrean ataúdes como cestos y vigilan la orilla
del sepulcro,por si acaso la muerte los sorprende confirmando la farsa
de estar vivos.

Flor Alba Uribe

“Somos tiempo. Los seres humanos somos tiempo.
Estamos
hechos
de tiempo
amasado con arcilla,
y tres o cuatro recuerdos.
Ésa es la materia prima de la que estamos formados.
Segundos.
Minutos.
Meses.
Años.
Décadas.
Siglos.
Milenios.
Y yo estoy aquí sin saber qué hacer y tiemblo.
Tiemblo de tiempo.”
(Eloy Tizón

Michael Ondaatje El paciente inglés (fragmento)"


Cuando jóvenes, no nos miramos en los espejos. Lo hacemos cuando somos viejos y nos preocupa nuestro nombre, nuestra leyenda, lo que nuestras vidas significarán en el futuro. Nos envanecemos con nuestro nombre, con el derecho a afirmar que nuestros ojos fueron los primeros en ver determinado panorama. Al envejecer es cuando Narciso desea una imagen esculpida de sí mismo. (...)Sólo al deseo se debía que la historia errara, vacilase como la aguja sin brújula...Una mente viajando por el Este y el Oeste disfrazada de tormenta de arena. (...)Una historia de amor no versa sobre aquellos cuyos corazones se extravían, sino sobre quienes tropiezan con ese hosco personaje interior y comprenden que el cuerpo no puede engañar a nadie ni nada: ni la sabiduría del sueño ni el hábito de la cortesía. Es un consumirse de uno mismo y del pasado.(...)Amor mío te sigo esperando. Cuánto dura un día en la oscuridad...¿Una semana? El fuego se ha apagado y empiezo a sentir un frío espantoso. Debería arrastrarme al exterior pero entonces me abrasaría el sol. Temo malgastar la luz mirando las pinturas y escribiendo estas palabras. Morimos, morimos, morimos ricos en amantes y tribus y sabores que degustamos en cuerpos en que nos sumergimos como si nadáramos en un río. Miedos en los que nos escondimos como esta triste gruta. Quiero todas esas marcas en mi cuerpo. Nosotros somos los países auténticos, no las fronteras marcadas en los mapas con los nombres de hombres poderosos. Sé que vendrás y me llevarás al palacio de los vientos. Solo eso he deseado, recorrer un lugar como ese contigo. Con nuestros amigos, una tierra sin mapas. La lámpara se ha apagado y estoy escribiendo a oscuras". "

Paro el horizonte. (Miguel Bose)


"La pena no hace andar a nadie... Y el horizonte solo se justifica si hay pacientes dispuestos a andar. bendito sea el audaz a quien ningun horizonte se le resiste lejos... y por que solamente se fie de su instinto..."
Aprender
estar
dormir
son de esas palabras que me cuesta mucho hacer sin ti
Paro el horizonte
alzo la cabeza
lanzo la mirada
busco referencia
tomo no mas aire
del que necesito
tardo el devolverlo
todo en un suspiro
abro la mirada
guardo el horizonte
cierro mi cabeza
donde vivo
alcanzo siempre a verte
creeme
que paro el horizonte
para lo que sea
solo si me oculta
tan solo una promesa
puedo con distancia
puedo con el tiempo
tiempo de emociones
muros y leyendas
y
aunque en tu mirada
no
haya
horizonte
tuya para siempre
Paro el horizonte
y sera
si asi ha de ser
vuelvo a no pensar
y
olvidarte
no se deja hacer



Nadie detiene el recuerdo
tropiezo de la fragilidad
embrujo del pasado
barajo de la nada
este absurdo
miedo congelado
a veces
nos olvida
en sus trampas
La piel esconde DNA y temores
el insomnio de las celulas
pregona la insoportable duda
la soledad inquieta del despues
la hembra que pare consecuencias.
alguien me dijo
que soy ironica
una forma de esconder
puntos suspensivos
Para pensar equilibrios
me adjetivo
una forma de eludir respuestas
rompecabezas de mi especie
a veces me concreto
entre mil frases de artimanas
desafios para juntarme
y me valgo de estas horas muertas
que el reloj adelanta
ese orgullo de femina

Nina Reis

Soren Kierkegaard

" Si no existiera una conciencia eterna en el hombre, si como fundamento de todas las cosas se encontrase sólo una fuerza salvaje y desenfrenada que retorciéndose en oscuras pasiones generase todo, tanto lo grandioso como lo insignificante, si una abismo sin fondo, imposible de colmar, se ocultase detrás de todo, ¿qué otra cosa podría ser la existencia sino deseperación? Y si así fuera, si no existiera un vínculo sagrado que mantuviera la unión de la humanidad, si las generaciones se sucediesen unas a otras del mismo modo que renueva el bosque sus hojas, si una generación continuase a la otra del mismo modo que de árbol a árbol continúa un pájaro el canto de otro, si las generaciones pasaran por este mundo como las naves pasan por el mar, como el huracán atraviesa el desierto: actos inconscientes y estériles; si un eterno olvido siempre voraz hiciese presa en todo y no existiese un poder capaz de arrancarle el botín, ¡cuán vacía y desconsolada no sería la existencia!. "
Soren Kierkegaard

Como agua para chocolate...

" Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior, no las podemos encender solos, necesitamos oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender una de las cerillas. Por un momento, nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. "

Wislawa Szymborska


Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
*
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
*
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
*
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
*
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado por alto a cada segundo.
*
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo el primero.
*
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
*
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
*
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco de un minué.
*
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño a las cinco de la mañana.
*
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
*
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
*
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
*
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
*
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas respuestas.
*
Verdad, no me prestes demasiada atención.
*
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
*
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
*
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
*
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
*
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos, cada una de ellas.
*
Sé que mientras viva nada me justifica porque yo misma me lo impido.
*
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.

"Somos lo que hacemos dia a dia; de modo
que la excelencia no es un acto, sino un habito"


Aristoteles

Humano demasiado humano.. Nietzsche


" Quien ha alcanzado la libertad de la razón, aunque sólo sea en cierta medida, no puede menos que sentirse en la tierra como un caminante, pero un caminante que no se dirige hacia un punto de destino pues no lo hay. Mirará, sin embargo, con ojos bien abiertos todo lo que pase realmente en el mundo; asimismo, no deberá atar a nada en particular el corazón con demasiada fuerza: es preciso que tenga también algo del vagabundo al que agrada cambiar de paisaje. Sin duda ese hombre pasará malas noches, en las que, cansado como estará, hallará cerrada la puerta de la ciudad que había de darle cobijo; tal vez incluso como en oriente, el desierto llegue hasta esa puerta, los animales de presa dejen oír sus aullidos tan pronto lejos como cerca, se levante un fuerte viento, y unos ladrones le roben sus acémilas. Quizá entonces la terrible noche será para él otro desierto cayendo en el desierto y su corazón se sentirá cansado de viajar. Y cuando se eleve el sol de la mañana, ardiente como un airado dios, y se abra la ciudad, puede que vea en los ojos de sus habitantes más desierto, más suciedad, mas bellaquería y más inseguridad aún que ante su puerta, por lo que el día será para él casi peor que la noche. Es posible que a veces sea así la suerte de este caminante. Pero pronto llegan, en compensación, las deliciosas mañanas de otras comarcas y de otras jornadas, en las que desde los primeros resplandores del alba, ve pasar entre la niebla de la montaña a los coros de las musas que le rozan al danzar; más tarde sereno, en el equilibrio del alma de la mañana antes del mediodía y mientras se pasee bajo los árboles, verá caer a sus pies desde sus copas y desde los verdes escondrijos de sus ramas una lluvia de cosas buenas y claras, como regalo de todos los espíritus libres que frecuentan el monte, el bosque y la soledad, y que son como él, con su forma de ser unas veces gozosa y otra meditabunda, caminantes y filósofos. Nacidos de los misterios de la mañana temprana, piensan qué es lo que puede dar al día, entre la décima y la duodécima campanadas del reloj, una faz tan pura, tan llena de luz y de claridad serena y transfiguradora: buscan la filosofía de la mañana. "

Todos somos barcos. Max Ehrmann

" Cargados con experiencia de vida,
memorias de trabajo,
buenos tiempos y pesares,
cada uno con su carga especial;
y es nuestro común destino mostrar las marcas del viaje,
aquí una proa astillada,
allí un cordaje emparchado,
y cada casco ennegrecido por el incesante apaleo de las incansables olas.
Ojala seamos agradecidos por buenos tiempos y mares apacibles,
y en tiempos de tormenta tener el coraje y la paciencia que caracteriza a todo buen navegante;
y,
sobre todo,
ojalá tengamos la alentadora esperanza de gozosos encuentros,
cuando nuestro barco finalmente tire su ancla en el agua quieta de la eterna bahia. "
Sola yo estoy y llena de inquietudes;
cada dia me interno mas adentro;
mis defectos atraen a las virtudes;
de un misterioso circulo soy centro.
El cansancio que tengo que infinito;
todo el dolor del mundo lo he probado;
un laberinto de ansiedad habito;
y a tientas me revuelvo en lo intrincado."
Guadalupe (Pita) Amor.
"Tierra de hombres"

¿Cómo favorecer en nosotros esta especie de redención? En el hombre todo es paradoja, ya se sabe. Se asegura el pan de uno de ellos para permitirle crear y se duerme. El conquistador victorioso se reblandece. El generoso, si se le enriquece, se vuelve avaro. ¿Qué nos importan las doctrinas políticas que pretenden desarrollar al hombre, si no conocemos primero qué tipo de hombre van a desarrollar? ¿Quién va a nacer? Nosotros no somos un rebaño que se ceba y la aparición de un Pascal pobre importa más que el nacimiento de unos cuantos desconocidos prósperos.No sabemos prever lo esencial. Cada uno de nosotros ha disfrutado las alegrías más intensas allí donde nada podía permitírselas. Ellas nos han dejado una tal nostalgia que añoramos incluso nuestras desgracias si esas desgracias las permitieron. Todos hemos saboreado, al volver a encontrar a nuestros amigos, el encanto de los recuerdos ingratos.¿Qué sabemos nosotros, sino que existen condiciones desconocidas que nos fertilizan? ¿En dónde habita la verdad del hombre?La verdad no es en modo alguno lo que se demuestra. Si en este terreno, y no en otro, los naranjos desarrollan raíces sólidas y se cargan de frutos, este terreno constituye la verdad de los naranjos. Si esta religión, si esta cultura, si esta escala de valores, si esta forma de actividad, y no otras, favorecen en el hombre la plenitud, descubren en él a un gran señor que se ignoraba, es que esta escala de valores, esta cultura, esta forma de actividad, son la verdad del hombre. ¿La lógica? Que se las arregle como pueda para dar cuenta de la vida.A todo lo largo de este libro, he citado a varios aquellos que obedecieron, según parece, a una vocación intensa, que escogieron la línea del desierto, como otros escogieron el monasterio. Pero habré traicionado mi objetivo si habéis sacado la impresión de que os invitaba a admirar, ante todo, a los hombres. Admirable, por encima de todo, es el terreno que ha creado.Las vocaciones desempeñan, sin duda, un papel. Algunos se encierran en sus tiendas. Otros siguen camino, imperiosamente, en una dirección predeterminada. En la historia de su infancia, encontramos en germen los anhelos que explicarán su destino. Pero la historia, leída cuando ya ocurrió, engaña. Tales anhelos podríamos hallarlos en cualquiera. Todos hemos conocido tenderos que, durante alguna noche de naufragio o de incendio, se han revelado superiores a sí mismos. Ellos no se engañan sobre la calidad de su plenitud. Aquel incendio significará la noche de su vida. Pero, faltos de nuevas ocasiones, faltos de terreno favorable, faltos de una religión exigente, se han echado otra vez a dormir, sin haber creído en su propia grandeza. Cierto que las vocaciones ayudan al hombre a desarrollarse. Pero también es igualmente necesario desarrollar las vocaciones.Noches aéreas, noches del desierto... raras ocasiones que no se ofrecen a todos los hombres. Y, sin embargo, cuando las circunstancias los animan, todos demuestran idénticas necesidades.****¿Qué encontrarías aquí, sargento, que te proporcionara el sentimiento de no traicionar ya tu destino? ¿Quizás ese brazo fraterno que alza tu cabeza dormida? ¿Quizás esa sonrisa cariñosa que no compadece, sino que comparte? «¡Eh, compañero...!» Compadecer es ser todavía dos. Significa estar dividido todavía. Pero existe una altura en las relaciones donde tanto el agradecimiento como la compasión pierden su sentido.Nosotros conocimos esta unión cuando atravesábamos, en un equipo compuesto por dos aviones, un Río de Oro, aún no sometido. Nunca oí al accidentado dar las gracias a su salvador. Incluso lo más corriente era que nos insultáramos durante el agotador transbordo, de un avión a otro, de las sacas de correo: «¡Marrano! ¡Tú tienes la culpa de la avería! ¿Qué ganas con volar a dos mil, de lleno en las corrientes contrarias? Si me hubieras seguido más bajo, ya estaríamos en Port-Étienne!» Y el otro, que ofrecía su vida, se sentía avergonzado de ser un marrano. ¿Y qué podíamos agradecerle? Él también tenía derecho a nuestra vida. Éramos como ramas de un mismo árbol. ¡Y yo me sentía orgulloso de ti, que me salvabas!¿Por qué habrías de compadecerte, sargento, de ese que te preparaba para la muerte? Os arriesgabais unos en favor de los otros. En un minuto semejante, se descubre la unidad que no necesita palabras. Comprendí tu partida. Si en Barcelona eras pobre, si acaso te sentías solo después de tu trabajo, si incluso tu cuerpo mismo carecía de refugio, aquí hallabas la sensación de desarrollarte, alcanzabas lo universal. He aquí que tú, el paria, eras recibido con amor.Me importa poco saber si eran o no eran sinceras, si eran lógicas o si no lo eran, las grandes palabras que los políticos sembraron quizás en ti. Si germinaron en ti, como pueden germinar las semillas, es porque respondían a tus necesidades. Tú eres el único juez. Las tierras saben reconocer el trigo.****Ligados a nuestros hermanos por un objetivo común y que se sitúa fuera de nosotros, sólo entonces respiramos. La experiencia nos enseña que amar no significa en absoluto mirarnos el uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección. No existen compañeros si no se hallan unidos en idéntica tarea, si no se encaminan juntos hacia la misma cumbre. Si así no fuera, ¿por qué, en el siglo mismo de las comodidades, habríamos de sentir una alegría tan perfecta al compartir nuestros últimos víveres en el desierto? ¿Qué valen contra eso las previsiones de los sociólogos? A todos aquellos de entre nosotros que conocen la alegría de arreglar averías en el Sahara, cualquier otro placer les parece fútil.Es posible que aquí radique la causa de que el mundo de hoy comience a crujir a nuestro alrededor. Cada cual se exalta por la religión que le promete esa plenitud. Todos, bajo palabras contradictorias, expresamos los mismos anhelos. Nos dividimos por lo que respecta a los métodos, que son los frutos de nuestros razonamientos, no por los fines. Éstos son siempre los mismos.Por consiguiente, no hemos de extrañarnos. Aquel que no sospechaba el desconocido dormido en él, pero que lo ha sentido despertarse una sola vez en una cueva de anarquistas en Barcelona, a causa del sacrificio, de la ayuda mutua, de una imagen rígida de la justicia, ése ya no conocerá más que una verdad, la verdad de los anarquistas. Y aquel que haya montado guardia una sola vez para proteger a unas monjitas arrodilladas, asustadas, en los conventos de España, ése morirá por la Iglesia. Si hubierais objetado a Mermoz, mientras él se hundía hacia la vertiente chilena de los Andes, con su victoria en el corazón, que cometía un error, que la carta de un comerciante no valía el riesgo de su vida, Mermoz se hubiera reído de vosotros. Su verdad era el hombre que nacía en él cuando atravesaba los Andes.Si pretendéis convencer del horror que supone la guerra a aquel que no rechaza la guerra, no lo tildéis de bárbaro. Antes de juzgarlo, intentad comprenderlo.Considerad a aquel oficial del Sur que mandaba durante la guerra del Rif una avanzadilla, plantada en cuña entre dos montañas disidentes. Cierto atardecer, recibió a unos parlamentarios descendidos de los macizos del Oeste. Estaban bebiendo té, como es de rigor, cuando sonaron unos disparos. Las tribus del macizo del Este atacaban el puesto. Al capitán que los despedía para poder combatir, los parlamentarios enemigos respondieron: «Hoy somos tus huéspedes. Dios no permite que te abandonemos...» Se unieron, pues, a sus hombres, salvaron la avanzadilla y después volvieron a trepar a su nido de águilas. Y la víspera del día en que, a su vez, se disponían a atacar, enviaron parlamentarios al capitán:- La otra tarde te ayudamos...- Es cierto...- Quemamos por ti trescientos cartuchos...- Cierto...- Sería justo que nos los devolvieras.Y el capitán, gran señor, no puede aprovechar una ventaja a costa de su nobleza. Y les devuelve los cartuchos que utilizarán contra él.La verdad, para cada hombre, es lo que hace de él un hombre. Cuando el que ha conocido esa dignidad de las relaciones, esa lealtad en el juego, ese don mutuo de un aprecio que compromete la vida, compara esta elevación, que le fue permitida, con la mediocre bonachonería del demagogo que hubiera expresado su fraternidad a esos mismos árabes con grandes palmadas en las espaldas y los hubiera halagado al mismo tiempo que los humillaba, éste, si razonáis contra él, sólo os manifestará una compasión un poco despreciativa. Será él quien tenga la razón.Pero vosotros tendréis también razón para odiar la guerra.Para comprender al hombre y sus necesidades, para conocerlo en lo que tiene de esencial, no debéis oponer una a otra la evidencia de vuestras verdades. Sí, tenéis razón. Todos tenéis razón. La lógica lo demuestra todo. Tiene razón aquel que culpa a los jorobados de las desgracias del mundo. Si declaramos la guerra a los jorobados, pronto aprenderemos a exaltarnos. Vengaremos los crímenes de los jorobados. Claro está que los jorobados cometen también crímenes.Para intentar separar ese algo esencial, es necesario olvidar por un instante las divisiones que, una vez admitidas, arrastran todo un Corán de verdades inconmovibles y el fatalismo que se deduce de ellas. Se puede dividir a los hombres en hombres de derecha y hombres de izquierda, en jorobados y no jorobados, en fascistas y en demócratas. Tales distinciones son inatacables. Pero la verdad, como sabéis, es aquello que simplifica el mundo y no lo que crea el caos. La verdad es el lenguaje que emana de lo universal. Newton no "descubrió" una ley disimulada, a la manera del que soluciona un acertijo. Newton efectuó una operación creadora. Fundó un lenguaje de hombre que pudiera expresar a la vez la caída de una manzana en un prado y la ascensión del sol. La verdad no es lo que se demuestra. Es lo que simplifica.¿Para qué discutir las ideologías? Si todas ellas pueden ser demostradas, también todas ellas se oponen. Y semejantes discusiones hacen desesperar de la salvación del hombre, siendo así que el hombre, por todas partes a nuestro alrededor, presenta las mismas dificultades.Deseamos ser liberados. Aquel que da un golpe de azadón quiere conocer el sentido de su golpe de azadón. El golpe de azadón del forzado, que lo humilla, no es el mismo golpe de azadón que aquel que da el propietario de una tierra y que enriquece al propietario. La cárcel no reside allí donde se dan golpes de azadón. No existe horror material. La cárcel reside allí donde se dan golpes de azadón que no poseen un sentido, que no ligan al que los da con la comunidad de los hombres.Y deseamos evadirnos de la cárcel.Existen en Europa doscientos millones de hombres que carecen de sentido y que desearían nacer. La industría los ha arrancado al lenguaje de las estirpes campesinas y los ha encerrado en inmensos ghettos que parecen estaciones seleccionadoras, llenas de vías de vagones negros. Desde el fondo de las ciudades obreras, desearían ser despertados.Existen otros, cazados en el engranaje de todos los oficios, a los cuales les son prohibidas las alegrías del pionero, las alegrías religiosas, las alegrías del sabio. Se ha creído que, para engrandecerlos, bastaba con vestirlos, alimentarlos y responder a sus necesidades. Y se les ha convertido un poco en pequeños burgueses de Courteline [Georges Moinaux Courteline, escritor francés, autor de comedias teatrales]: el político de pueblo, el técnico cerrado a toda vida interior. Si es cierto que se les instruye bien, no se les cultiva. Se forma una mezquina opinión de la cultura quien cree que reposa en la memoria de las fórmulas. Un mal alumno de los cursos especiales sabe más sobre la Naturaleza y sus leyes que Descartes y Pascal. Ahora bien, ¿es capaz de las mismas elucubraciones del espíritu?Más o menos confusamente, todos ellos sienten la necesidad de nacer. Pero existen soluciones engañosas. Cierto que puede animarse a los hombres vistiéndolos de uniforme. Entonces entonarán canciones de guerra y se repartirán el pan entre compañeros. Habrán encontrado lo que buscan, el sabor de lo universal. Pero el pan que les han ofrecido los matará.Se pueden desterrar los idolos de madera y resucitar los antiguos mitos, que, mejor o peor, probaron su eficacia. Se pueden resucitar las místicas del pangermanismo o del Imperio romano. Se puede embriagar a los alemanes con la embriaguez de ser alemanes y compatriotas de Beethoven. Se les puede emborrachar hasta la cala. Y eso, sin duda, es más fácil que extraer de la cala un Beethoven.Pero tales ídolos son ídolos carnívoros. Aquel que muere por el progreso del conocimiento o por la curación de las enfermedades, al mismo tiempo que muere, sirve a la vida. Puede ser hermoso morir por la expansión de un territorio, pero la guerra de hoy destruye todo lo que pretende favorecer. En la actualidad, ya no se trata de sacrificar un poco de sangre para vivificar a toda una raza. Desde que se lleva a cabo con aviones y con iperita, una guerra no es más que una carnicería sangrienta. Cada uno de los combatientes se instala detrás de un muro de cemento. Cada uno de ellos, si no tiene nada mejor, lanza noche tras noche escuadrillas que torpedean al otro hasta sus entrañas. Hacen estallar centros vitales y paralizan su producción y su intercambio. La victoria es de quien tarda más en pudrirse. Y los dos adversarios se pudrirán juntos.En un mundo que se había tornado desierto, sentíamos sed de encontrar compañeros. El sabor del pan compartido entre compañeros nos hizo aceptar los valores de la guerra. Pero nosotros no necesitamos la guerra para encontrar el calor de las espaldas vecinas en una carrera hacia el mismo objetivo. La guerra nos engaña. El odio no añade nada a la emoción de la carrera.¿Para qué odiarnos? Todos somos solidarios. Viajamos en el mismo planeta, somos tripulación de un mismo navío. Y si es bueno que las civilizaciones se enfrenten para favorecer síntesis nuevas, es monstruoso que se devoren entre sí.Si para liberamos basta con poseer conciencia de una finalidad que nos ligue unos a otros, mejor es buscarla unidos. El cirujano que pasa la visita no escucha las quejas de aquel a quien ausculta. A través de éste, a quien trata de curar es al hombre. El cirujano habla un lenguaje universal. El mismo que habla el físico, cuando medita esas ecuaciones casi divinas, por medio de las cuales capta a la vez el átomo y la nebulosa. Y así hasta el sencillo pastor. Porque éste, que vigila modestamente algunos corderos bajo las estrellas, adquiere conciencia de su papel y se descubre algo más que un servidor. El es un centinela. Y cada centinela es responsable de todo el imperio.¿Creéis que ese pastor no desea darse cuenta? Yo visité en el frente de Madrid una escuela instalada a quinientos metros de las trincheras, detrás de una pequeña pared de piedras, en una colina. Un cabo enseñaba botánica. Al desmontar con sus manos los frágiles órganos de una amapola, atraía hacia él peregrinos barbudos que se desprendían del fango que les rodeaba y subían hacia él, a pesar de los obuses, en peregrinación. Una vez colocados alrededor del cabo, escuchaban sentados, con la barbilla apoyada en el puño. Fruncían las cejas, apretaban los dientes y no comprendían gran cosa de la lección. Pero les habían dicho: «Sois unos brutos, acabáis de salir de vuestras madrigueras. ¡Es preciso alcanzar la Humanidad!» Y ellos se apresuraban con sus pasos pesados a alcanzarla.Únicamente seremos felices cuando cobremos conciencia de nuestro papel, incluso aunque nos corresponda el más oscuro. Únicamente entonces podremos vivir en paz y morir en paz, porque el que da un sentido a la vida da un sentido a la muerte.¡La muerte es tan dulce cuando está en el orden de las cosas! Así lo es para el anciano labrador de Provenza, que al término de su reinado, entrega en depósito a sus hijos su lote de cabras y olivos, para que los transmitan a su vez a los hijos de sus hijos. En una estirpe campesina, sólo se muere a medias. Cada existencia cruje a su turno como una vaina para entregar sus semillas.(...) Tal fue la razón de que, aquella misma tarde, toque de difuntos en el pequeño pueblo campesino me pareciese cargado, no de desesperación, sino de una alegría directa y tierna. La campana que celebraba con el mismo tañir entierros y bautismos, anunciaba de nuevo el tránsito de una generación a otra. Y uno sentía sólo una gran paz al escuchar el canto de los desposorios de una pobre anciana con la tierra.Lo que se transmitía así de generación en generación, con el lento crecer de un árbol, era la vida. Pero también la conciencia. ¡Qué misteriosa ascensión! Nacemos de una lava en fusión, de una pasta de estrella, de una célula viva, germinada por milagro, y, poco a poco, llegamos a escribir cantatas y pesar vías lácteas.La madre no sólo había transmitído la vida: les había enseñado a los hijos el lenguaje. Les había confiado el bagaje tan lentamente acumulado en el curso de los siglos, el patrimonio espiritual que ella misma había recibido en depósito, ese pequeño lote de tradiciones, de conceptos y de mitos que constituyen toda la diferencia entre Newton o Shakespeare y el hombre de las cavernas.Lo que sentimos cuando tenemos hambre, esa hambre que empujaba a los soldados españoles a la lección de botánica, bajo los disparos, la misma que empujó a Mermoz hacia el Atlántico Sur, la misma que empuja a otro hacia su poema, es que la génesis no está aún terminada y que debemos adquirir conciencia de nosotros mismos y del universo. Necesitamos, por la noche, lanzar pasarelas. Sólo lo ignoran los que fundan su sabiduría en una indiferencia que creen egoísta. ¡Pero todo desmiente esa sabiduría! Compañeros, compañeros míos, os tomo por testigos: ¿cuándo nos sentimos más felices?****Me senté frente a una pareja. Entre el hombre y la mujer, el niño, mejor o peor, se había acurrucado y dormía. No obstante, en el sueño, dio una vuelta y su rostro se me apareció bajo la bombilla. ¡Ah! ¡Qué carita más adorable! De aquella pareja había nacido una especie de fruto dorado. De aquellas miserables ropas había salido aquel milagro de encanto y de gracia. Me incliné sobre aquella frente lisa, sobre aquel dulce mohín de los labios, y me dije: «He aquí un rostro de músico, he aquí a Mozart niño, he aquí una hermosa promesa de vida.» Los pequeños príncipes de las leyendas no eran diferentes de él. Protegido, rodeado, cultivado, ¡qué no podría llegar a ser! Cuando por mutación nace en los jardines una rosa nueva, todos los jardineros se conmueven. Se aísla la rosa, se cultiva la rosa, se la favorece. Pero no existe jardinero para los hombres. Mozart niño será marcado como los demás por la máquina de estampar. Mozart será muy feliz escuchando música podrida, en la podredumbre de los café-cantantes. Mozart está condenado.Regreso a mi vagón. Me digo que esas gentes no sufren demasiado por su suerte. Y no es la caridad lo que ahora me atormenta. No se trata de enternecerse sobre una llaga eternamente abierta. Los que la llevan no la sienten. Porque es la especie humana, y no el individuo, la que está herida en este caso. Creo poco en la piedad. Lo que me atormenta es el punto de vista del jardinero. Lo que me atormenta no es esta miseria, en la cual, después de todo, uno se instala tan a gusto como en la pereza. Generaciones de orientales viven entre la suciedad y no la sienten. Lo que me atormenta no lo curan las sopas populares. Lo que me atormenta no son esos bultos, ni esos huecos, ni esa fealdad. Sino el hecho de que, un poco en cada uno de los hombres, Mozart es asesinado.

Únicamente el Espíritu, si sopla sobre la arcilla, puede crear al Hombre.
"Se enfadó consigo mismo, pero luego se le ocurrió que en realidad era bastante natural que no supiera que quería: El hombre nunca puede saber que debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores. No existe posibilidad alguna de comprobar cual de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna.
El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero que valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni un boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro."

Milan Kundera

Oliverio Girondo


Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
En mí, la personalidad es una especie de furunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W. C.
¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso!¡Imposible saber cuál es la verdadera!Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.
¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo —me pregunto— todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?
El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto...
Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquélla desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas.
Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.

Los cliches de la memoria

En nuestro archivo de la memoria hay "ficheros", clichés registrados por nuestros sentidos. Se trata, en general, de detalles que aparentemente carecen de importancia, pobres restos, fragmentos... ¡Inmóviles! Y lo que resulta más importante, transparentes como los negativos fotográficos. Se les puede superponer. Por eso no hay que asombrarse de que, por ejemplo, los acontecimientos del pasado se adhieran a los presentes, que se mezclen con los personajes, que tengamos serios problemas con la historia, la moral, las convenciones.
Las olas de la memoria, tranquilas y claras, se agitan bruscamente y los elementos se desencadenan. Es el infierno.En la cámara de la imaginación y de la memoria viven personajes humanos. No, sería mejor decir que han sido "depositados" allí. Sería mucho más sencillo decir que están muertos, que no pertenecen a nuestra vida diaria. Tratan desesperadamente de reconstruir, con su memoria difuminada, aquello que fue su vida, su felicidad o su miseria.
Sólo les quedan palabras inútiles, letanías recitadas sin fin y sin esperanza. Han hecho un alto en el camino para llegar al fin, agotados, a este Albergue de la Memoria. No son capaces de reconstruir una determinada acción. Son como ruinas de acontecimientos pasados.
Hoy, en este pobre Cámara de la Imaginación, se han encontrado con las cruces de un cementerio de pueblo, como si yo estuviera buscando otros secretos que los antiguos, los más lejanos. el humor burlón y la ironía no me dejan. Con un gesto de humor negro, con una carcajada de bufón, me sirvo de las mistificaciones del circo, de los procedimientos sospechosos de la vileza.
Para conseguir la paz, puedo conseguir la paz, puedo incluso llamar a esta habitación “El depósito de cadáveres del cementerio” o, si no, “El albergue de la memoria”. He contratado, incluso, a un lúgubre propietario para este local.

Tadeusz Kantor

Se abrazaron y , cuando la besó, él se sintió en la cúspide de la ola más alta del éxtasis, casi al borde del orgasmo. "No creo -alcanzó a murmurar- que sea verdad tanta belleza". "Eres un descreído" -replicó ella- Y se desvaneció en el aire.

"El descreído" de Otto-Raúl González en Sea breve,colección Minimalia.


"Dicen los budistas que nuestra vida es un río, que navegamos en una balsa hacia el destino final. El río tiene su corriente, velocidad, escollos, pozas y otros obstáculos que no podemos controlar, pero contamos con un remo para dirigir la embarcación sobre el agua. De nuestra destreza depende la calidad del viaje, pero el curso no puede cambiarse... (en La suma de los días, de Isabel Allende).

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