miércoles, 29 de febrero de 2012

Aveces necesito que me den cuerda...



He construido un jardín. Diana Bellessi


He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado
.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar con el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogarallí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.
Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo
atisba las dos orillas, no hay nada, más
que los gestos precisos
dejarse ir para cuidarlo
y ser, el jardín
.
Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte
hablando en perfecto y distanciado castellano.
Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía
que te allega, a la orilla lejana de la muerte.
Ahora la lengua puede desatarse para hablar.
Ella que nunca pudo el escalpelo del horror
provista de herramientas para hacer, maravilloso
de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido.
Tener un jardín, es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida
. Flores, semillas y
plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay
poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una
tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caída anuncia
en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir
sin sueño del sujeto cuando muere, mientras
la especie que lo contiene no cesa de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano que recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín.
Pero hacer
gestos correctos en el lugar errado,
disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia como
cielo azul oscuro contra la pena. Gota
regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas
a la orilla más lejana... pero sos, jardinera y nojardín.

lunes, 27 de febrero de 2012

Levántate y anda... y andáaaaa (también)

Lo leí hace poco. (ayer). y como me gustó mucho, lo leí dos veces. y como me gustó  mucho, lo grabé en mi disco duro.: Esta es la versión resumida. luego la comparto completa.

Levantarse: Medalla de plata
vestirse: Bronce
Asistir: Oro



U lo que sea....

Vives como esto, abrigado, en un mundo delicado,
y crees que estás viviendo.
Entonces leíste un libro (señora Chatterley, por ejemplo),
o tomas un viaje, o hablas con Richard,
y descubres que no estás viviendo,
Los síntomas de hibernating son fácilmente perceptibles:
primero, Estancamiento.
El segundo síntoma
(cuando el hibernating llega a ser peligroso y pudo degenerar en muerte):
Ausencia del placer... Ése es todo!.
Aparece como una enfermedad inofensiva.
Monotonía, aburrimiento, muerte.
Millones viven como esto (o morir como esto) sin saberlo.
Trabajan en oficinas.
Conducen un coche.
Meriendan en el campo con sus familias.
Crían a niños.
Y entonces un cierto tratamiento por electrochoque ocurre,
una persona, un libro, una canción, y los despierta y les ahorra la muerte.

Anais Nin - (Paris - Francia 1903)

miércoles, 22 de febrero de 2012

....



il frôla ma nuque et dit : “je t’accompagne”
(ce n’était ni mirage ni sombre nécessité)
les filaments de son visage recouvraient mes tempes
j’inspirai par sa bouche en oubliant de dompter mes pensées

Rozó mi nuca y dijo: “te acompaño”

(no era ni espejismo ni oscura necesidad)

los filamentos de su cara cubrían mis sienes

respiraba por su boca olvidando reprimir mis pensamientos.




Texto: SANDRA MOUSSEMPÈS 

No.a todo.




Estoy en una habitación sin ventanas que se abran ni puertas que se cierren, algo que puede parecer un manicomio, pero que en realidad no es más que una habitación, la habitación en que una vez más me siento a escribirte, otra carta más, otra hoja de papel, sorda, muda y ciega. Cuando termine la tiraré al aire y por así decirlo desaparecerá, pero el aire no opinará lo mismo.
Estoy escuchando tus preguntas. La razón de que no las conteste es que de ninguna manera son preguntas. ¿Hay respuesta a una piedra o al sol? «¿Para qué es esto?», preguntas, a lo que sólo se puede contestar diciendo que no todos somos utilitarios. «¿Quién eres en realidad?» es la pregunta que hace el gusano de la manzana mientras la atraviesa. Un corazón roído puede ser el centro, pero, ¿es la realidad?
En cuanto a mí, tal vez no sea más que el espacio entre tu mano derecha y tu mano izquierda cuando colocas las manos en mis hombros. Mantengo tu mano derecha y tu mano izquierda separadas, a través de mí también se tocan. Se parece al silencio, que también es un sonido. Yo soy el tiempo que tardas en pensarlo. Entras en mi tiempo, sales de él, yo no puedo entrar ni salir, ¿por qué preguntarme? Tú sabes cómo es y yo no. Los espejos no sirven para nada.
Pregúntame en cambio quién eres tú: cuando entras en esta habitación por la puerta que no está, no es a mí a quien veo, sino a ti.


 

Margaret Atwood

lunes, 20 de febrero de 2012

Nada tiene que ver con nada... ni rima con nada... y tiene que???? EXACTO.. no necesariamente... entonces!! cual problema?. EXACTO

Esperaba,
esperaba
y todavía
y siempre
esperando,
esperando
con todas las arterias,
con el sacro,
el cansancio,
la esperanza,
la médula:
distendido,
exaltado,
apurando la espera,
por vocación,
por vicio,
sin desmayo,
ni tregua.

Para qué extenuarme en alumbrar recuerdos
que son pura ceniza?
Por muy lejos que mire:
la espera ya es conmigo,
y yo estoy con la espera...
escuchando sus ecos,
asomado al paisaje de sus falsas ventanas,
descendiendo sus huecas escaleras de herrumbe,
ante sus chimeneas,
sus muros desolados,
sus rítmicas goteras,
esperando,
esperando,
entregado a esa espera
interminable,
absurda,
voraz,
desesperada.

Sólo yo...
Sí!
Yo solo
sé hasta dónde he esperado,
qué ráfagas de espera arrasaron mis nervios;
con qué ardor,
y qué fiebre
esperé
esperaba,
cada vez con más ansias
de esperar y de espera.

Ah! el hartazgo y el hambre de seguir esperando,
de no apartar un gesto de esa espera insaciable,
de vivirla en mis venas,
y respirar en ella
la realidad,
el sueño,
el olvido,
el recuerdo;
sin importarme nada,
no saber qué esperaba:
siempre haberlo ignorado!;
cada vez más reuelto a prolongar la espera,
y a esperar,
y esperar,
y seguir esperando
con tal de no acercarme
a la aridez inerte,
a la desesperanza
de no esperar ya nada;
de no poder, siquiera,
continuar esperando.

~ Oliverio Girondo ~
(Persuasión de los días, 1942)

sábado, 18 de febrero de 2012

Los misterios que merecen ser salvados....

El resplandor que sale de la voz de los cantantes (y se contagia)La confusión del adn de los muertos (yo sé porqué lo digo)La canción de una niña a su muñeca
Los poemas que se llevan como amuletos Las cosas que se mueven en el final del viento (siiiii, aunque soy aerofóbica)
La asamblea que discute en el insomnio (Aunque no siempre se llega a acuerdos)
El micrófono escondido en los secretos (nunca faltan)
El canal privado de los sueños (aveces no apto para niños, aveces no apto para adultos... aveces no apto para incrédulos, aveces no apto para curiosos, por eso es que es privado).
Las manos
de los músicos (que no puedes dejar de apreciar)
La insondable noche y las estrellas (y que levante la mano quien diga que no)
El pie salvaje de las bailarinas (y más si es el propio pie, golpeando un tablado)
Los abrazos de los que vuelven (alguna vez se van?)
El silencio y su eco (que aveces grita hasta lo que callas)
Los blues que son la tristeza en su belleza (por eso son blues)
Los besos que son campanas que suenan para adentro (y vibran por fuera?)
El goce y su pura alegría (quieres más?)
El aire que circula entre las palabras de amor (sobre todo cuando el espacio es breve, o poco, o estrecho?)
Los ojos de las mujeres cuando se pintan los labios. (ahá nunca había pensado en eso.... de preferencia que no sea mientras conducimos)


Patricia Rodón (Mendoza - Argentina 1961)

jueves, 16 de febrero de 2012

.....

Mi vida tiene forma de camino,
y un fondo de verdad en la maleta,
y una ilusión, ridícula y secreta,
donde confluyen Dios y mi destino.

Mi vida tiene ya sabor a vino,
y a noches de relente y escopeta,
y a pan desmenuzado en la cuneta,
y a humilde vocación de peregrino.

Mi vida es algo tonto que dormita
bajo la higuera azul de la esperanza
mientras el tiempo, inexorable, avanza.

Mi vida es un clamor que resucita
cuando siente que existe, cuando alcanza
un poco del amor que necesita.


Laura Campmany (Madrid - España 1962)

lunes, 13 de febrero de 2012

De Cortazar a La MAGA....

Querida Edith:

No sé si se acuerda todavía del largo, flaco, feo y aburrido compañero que usted aceptó para pasear muchas veces por París, para ir a escuchar Bach a la Sala del Conservatorio, para ver un eclipse de luna en el parvis de Notre Dame, para botar al Sena un barquito de papel, para prestarle un pulóver verde (que todavía guarda su perfume, aunque los sentidos no lo perciban).
Yo soy otra vez ése, el hombre que le dijo, al despedirse de usted delante del Flore, que volvería a París en dos años. Voy a volver antes, estaré allí en noviembre. ( ... )
Pienso en el gusto de volverla a encontrar, y al mismo tiempo tengo un poco de miedo de que usted esté ya muy cambiada, ( ... ) de que no le divierta la posibilidad de verme. ( ... ) Por eso le pido desde ahora y se lo pido por escrito porque me es más fácil ( ... ) que si usted está ya en un orden satisfactorio de cosas, si no necesita este pedazo de pasado que soy yo, me lo diga sin rodeos. ( ... ) Sería mucho peor disimular un aburrimiento. ( ... )
Me gustaría que siga siendo brusca, complicada, irónica, entusiasta, y que un día yo pueda prestarle otro pullover.



Mi amado Julio

Así o más SANLUNES



Nunca me he quejado de los lunes.... por el contrario... siempre he dicho que para representa como el año nuevo de la semana... pero hoy si... hoy si asistí al lunes en mi contra.. contra toda voluntad...


Sin excepción, casi por naturaleza o desatino,
todos los días, a la mañana, temprano,
ando por este camino. Llego tarde al trabajo y con
alegría, cuando
es necesario llegar más temprano
y con indignación o repugnancia o sed
de venganza o rabia. Todo esto
no me martiriza ni me apena, aunque parezca
lo contrario y tenga olor a traición; sé muy bien,
con toda impaciencia, que el ocio
llegará algún día con la revolución. Y que ni una cosa
ni la otra vienen de la tristeza o de la impotencia.

Voy cansado, es cierto, harto como todo el mundo que se precie,
o con desaliento; pero nunca falta
alguna cosa, un olor,
una risa que me devuelva,
para valer la pena; recién entonces empiezo a convencerme;
calles sucias y bocinas y el tráfico
alucinado y dormido todavía; viejos conocidos,
como el destino
o la bruma de la ciudad. Y
el mal semblante; la desconfianza
en los ojos, en los grandes ojos de la gente
hechos para volar. Manos enrarecidas
que rodean
la calle sitiando su respiración.
Dominados
del mundo; empleadas
tersas y vulgares bajando
de coches lujosos de los dueños
de otras empleadas, y así sucesivamente.



Texto: Francisco Urondo (Santa Fe, 1930 - Mendoza, 1976

viernes, 10 de febrero de 2012

No... creo que hoy tampoco....


Todo el pasado se quiere apoderar de mí
y yo me quiero apoderar del futuro,
me dislocan la cabeza para que mire atrás
y yo quiero mirar adelante.
No me asustan la soledad y el silencio,
son los lugares preferidos de Dios
para manifestarse.
Mi eterna gratitud a los que me quieren,
siempre les recordaré a la hora del sol.
No puedo detenerme,
perdonad, tengo prisa,
soy un río de fuerza, si me detengo
moriré ahogada en mi propio remanso.


Gloria Fuertes (Madrid  - España 1917)

No sé quién dijo que vivimos de modo semejante a como escuchamos la radio:
a la espera de la próxima canción, 
la canción que nos cambie un poco, 
si no la vida, la mañana. 
Pero la verdad es que esta mañana yo no esperaba nada.

Enrique Vila-Matas.

soñé que debía escribirle a una mujer 
una mujer que lee como pájaro abierto y vuela, y a dónde está
ahora, latido en mano y pelo al viento, mirándose en los ojos que le dicen
algo, en desventaja y la expone, y cuánto dura ese instante
en qué país la busco, en qué bahía, acá
si todas las rutas son de poema y ella, acá
es irrecuperable

Noelia Palma (Argentina, 1984)



lunes, 6 de febrero de 2012

No todo habla de mi... pero algunas cosas mucho....



A veces me gustaría tener un gato...


"Para un joven disidente"

...Cuídate de lo irracional, por seductor que sea. Rehúye al “trascendente” y a todo aquel que te invite a subordinarte o aniquilarte. Recela de la compasión; prefiere la dignidad para ti mismo y para los demás. No tengas miedo de que te consideren arrogante o egoísta. Imagina a todos los expertos como si fuesen mamíferos. Nunca seas un espectador de la iniquidad o la estupidez. Busca la discusión y la disputa por sí mismas; la tumba suministrará cantidad de tiempo para el silencio. Sospecha de tus propios motivos y de todas las excusas. No vivas para los demás más de lo que esperases que los otros vivieran para ti.
Te dejaré con unas pocas palabras de George Konrad, el disidente húngaro que conservó su integridad durante unos tiempos crepusculares, y que sobrevivió a sus perseguidores escribiendo Antipolítica y El perdedor, y muchos otros ensayos y ficciones lapidarios. (Cuando, tras la emancipación de su país y su sociedad, fueron a ofrecerle la presidencia, dijo: “No, gracias”.) Escribió esto en 1987, cuando el amanecer parecía muy lejano:
Busca una vida vivida más que una carrera. Refúgiate en el buen gusto, La libertad vivida te compensará de unas cuantas pérdidas... Si no te gusta el estilo ajeno, cultiva el tuyo. Llega a conocer las mañas de la reproducción, sé tu propio editor incluso cuando conversas, y el placer del trabajo llenará tus días.
Que así sea contigo, y que conserves la pólvora seca para futuras batallas, y que sepas cuándo y cómo reconocerlas.
CHRISTOPHER HITCHENS

Huidobro...y yo....




DOS
“Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que han esperado muchos años…”
(La Poesía Es Un Atentado Celeste, Vicente Huidobro)

No soy la única....yo también hago cosas parecidas... aunque no siempre los obedezca...




Mis amigos muertos

Cuando estoy cansada y no logro decidir
Algún asunto difícil
He empezado a pedir opinión a mis amigos muertos
Y la respuesta es casi siempre inmediata y transparente.
¿Acepto el trabajo? ¿Me mudo a la ciudad?
De pie mueven sus cabezas sonrientes al unísono
Lo que conduzca a la alegría, contestan siempre,
A más vida y menos preocupación.
Miro dentro de jarrón donde estuvieron las cenizas de Billy
Es verde ahí dentro, un jarrón verde
Y le pregunto a Billy si debo devolver esa llamada
Y dice; si.
Billy ya atravesó la temible puerta
Y lo que diga eso haré.

domingo, 5 de febrero de 2012

Si el presente ya es historia, entonces el pasado, es..?






Ante todo, hay que dejar constancia de la satisfacción que me producía contemplarte. Esto es así, es correcto escribirlo porque es preciso, se ajusta a los hechos.

Hay que comprender también que esto no volverá a repetirse y asumir que es posible acostumbrarse.

Lo demás, describir el reflejo en tu pupila, el fuego, la asimilación súbita de tu pensamiento es humillar, reducir a vulgar el lujo que suponía poder observarte en silencio.

Tú no tenías visión sobre ti. Esto supone que la pertenencia de tu imagen me correspondía por entero en esos instantes. Sólo yo sé qué resplandor y sombra tenía tu rostro.

Que yo sepa, los relojes, las paredes, todavía no tienen ojos.

Yo te veía. Entre mi ojo y el tú contemplado, había una extensión, una concreción palpable, una colección de cosas. Tu señalabas y yo miraba donde se posaba tu vista. Veíamos a un tiempo el mismo objeto, por ejemplo, el trozo de un camión sobre un charco, una pieza de metal que brillaba con extraña intensidad.

El pasado sucede de forma rápida. El presente era infinito. Al escribir renuncio para siempre a que estar viéndote siga ocurriendo. Es decir, asumo el hecho de que verte forma parte del pasado.

Ante todo, hay que decir, que había una satisfacción en contemplarte. Esto es así, es correcto escribirlo porque es preciso, se ajusta a los hechos.

No voy a preguntar si ese trozo de metal sigue brillando, o éramos nosotros, la coincidencia de nuestros ojos posados sobre él, los que le hacíamos brillar.

Susana Barragués (Bilbao - España 1979)

Pero, no me molestaría que se fuera antes....



El invierno me inmoviliza, me hace sentir más torpe de lo que soy, me hace sentir atrapada dentro de mi propio cuerpo, limita mi voluntad. el frío siempre me gana... y no me agrada....



El invierno termina algún día incierto.
Ni antes ni después
que finalice el frío.
No importa como lo llames,
ni la fecha que dicte el almanaque.
El invierno es invierno.
Las muchachas podrán ignorarlo
y vestir primavera en septiembre,
enamoradas de las quimeras.
Pero una mujer ya tiene su experiencia.
Todo llega a su debido tiempo.

Gisela Galimi ( Lobos - Buenos Aires - Argentina 1968)

Sí.... eso y más creo...

Creo en todo lo incierto que remueve montañas,
en las incertidumbres de no saber mañanas ni fechas fijas en el calendario,
en lo que va a venir sin esperarlo. Creo

en la fuerza imparable de las palabras dichas sin artificio alguno,
en el empuje de la inmensa masa de gente como yo
sin esperanza, con convencimiento (al decir del poeta).

Creo en la muerte como adiós a la vida sin lápidas ni cruces ni sandeces
dichas solemnemente y a destiempo. Creo

en la soledad del hombre despojado de todos sus andrajos,
renacido en los otros para ser uno y trino.

Creo en todas las cosas que dejamos al borde del camino
por si alguien las recoge con templanza y las guarda en su almario.

Creo en ti,
anónimo enemigo o indescifrable amigo,
en todo lo que puedes hacer para cambiarme,
para secar al sol tanta tristeza que no tiene motivo y sí remedio.

Creo

en que nada en el mundo es inmutable
ni está escrito el momento en que ha de cambiar todo si así nos lo queremos.

Creo en la comunión de todos los que buscan y no encuentran,
en el advenimiento de quienes han de hacernos solidarios
sin mesiánicas dotes de profeta,
en las palabras sin sentido llenas de sentimiento. Creo

en lo que puedo y en lo que no puedo,
en la resurrección de lo imposible,
en las calles abiertas, alamedas
que volverán a abrirse. Creo

en que se puede amar a mucha gente a la vez sin estar loco ni tampoco cuerdo,
en los brazos de todos los abrazos, en la infamia de todas las mentiras,
en el cuento sin cuento. Creo en las lágrimas
que no afloran de golpe y se acomodan en el rincón inhóspito de tantos corazones,
a la espera de salir a la calle y llorar de verdad. Creo

en que no hay nada mío ni vuestro, y mucho menos suyo, que lo nuestro
no debe ser un tropo impronunciable. Creo

en todos los locos. Creo en ti, creo en mí, creo en nosotros. Creo

que ha valido la pena haber vivido aunque haya tantas cosas por hacer todavía,
tanta pena en los cuerpos y en las almas, tantas oscuridades que no acierto a alumbrar.

Creo en el hombre.

Jose Luis Zuñiga (Cantabria - España 1949)




miércoles, 1 de febrero de 2012

Wislawa Szymborska



Murió una de mis poetas favoritas... premio Nobel de Literatura 1996, Wislawa Szymborska, fallecida ayer a los 88 años a causa de un cáncer de pulmón.. No la conocía... pero pareciera que ella a mi si... Me da pena saber que murió... aunque podré continuar preguntándome al leer sus poemas, y hasta sus entrevistas... cómo sabe??? me conocía??? quien le dijo??? como supo??? cuando se lo dije???... me vió? me escuchó?? La disfruté una y otra vez....la seguiré disfrutando....

""Te duelo"  leyendo,  empezando por uno de los máaaas autobiográficos y de ahi, al azar...."  Gracias por las letras!!!!.

Del montón

Soy la que soy,
casualidad inconcebible
como todas las casualidades.
Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.
En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.
Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos personal.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudido por el viento.
Alguien mucho menos feliz
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.
Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.
Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.
Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.
¿Y si despertara miedo en la gente,
o solo asco,
o sólo compasión?
¿Y si hubiera nacido no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?
El destino hasta ahora ,
ha sido benévolo conmigo.
Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.
Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.
Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien totalmente diferente.




Perdí algunas diosas en el camino de sur a norte,
y también muchos dioses en el camino de este a oeste.
Se me apagaron para siempre un par de estrellas, ábrete cielo.
Se me hundió en el mar una isla, otra.
Ni siquiera sé exactamente dónde dejé las garras,
quién trae mi piel, quién vive en mi concha.
Mis hermanos murieron cuando me arrastré a la orilla
y sólo algún huesito celebra en mí ese aniversario.
Salté de mi pellejo, perdí vértebras y piernas,
me alejé de mis sentidos muchísimas veces.
Desde hace mucho cerré mi tercer ojo ante todo esto,
me despedí de todo con la aleta, me encogí de ramas.

Se esfumó, se perdió, se dispersó a los cuatro vientos.
Yo misma me sorprendo de mí misma, de lo poco que quedó
de mí:
un individuo aislado, del género humano por ahora,
que sólo perdió su paraguas ayer en el tranvía


No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.

Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.

No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.

Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.

No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.

Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.

Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.

Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.

Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.

No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.

Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.

Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos.



¿Qué hay que hacer?
Presentar una instancia
y adjuntar el curriculum.
Sea cual fuere el tiempo de una vida
el curriculum debe ser breve.
Se ruega ser conciso y seleccionar los datos,
convertir paisajes en direcciones
y recuerdos confusos en fechas concretas.
De todos los amores basta con el conyugal,
los hijos: sólo los nacidos.
Importa quién te conoce, no a quiénes conozcas.
Viajes, sólo al extranjero.
Militancia en qué, pero no por qué.
Condecoraciones sin mencionar a qué méritos.
Escribe como si jamás hubieras dialogado contigo mismo
y hubieras impuesto entre tú y tú la debida distancia.
Deja en blanco perros, gatos y pájaros,
bagatelas cargadas de recuerdos, amigos y sueños.
Importa el precio, no el valor.
Interesa el título, no el contenido.
El número del calzado, no hacia dónde va
quien se supone que eres.
Adjuntar una fotografía con la oreja visible:
lo que cuenta es su forma, no lo que oye.
¿Qué oye?
El fragor de las trituradoras de papel


Si las cosas hablaran –
pero si hablaran, también podrían mentir.
Sobre todo las más corrientes y poco apreciadas,
para llamar finalmente la atención.

Da pánico pensar
qué me diría tu botón descosido,
y a ti, la llave de mi puerta,
esa vieja mitómana.


Ayer me porté mal en el cosmos.
Viví todo el día sin preguntar por nada,
sin sorprenderme de nada.

Realicé acciones cotidianas,
como si fuera lo único que tenía que hacer.

Aspirar, espirar, un paso tras otro, obligaciones,
pero sin pensamientos que fueran más allá
de salir de casa y volver a casa.

El mundo podría ser tenido por un mundo loco
y yo lo tuve para mi propio y trivial uso.

Ningún cómo, ningún por qué,
o de dónde ha salido éste,
o para qué quiere tantos impacientes detalles.

Fui como un clavo superficialmente clavado a la pared,
o
(aquí una comparación que no se me ha ocurrido).

Uno tras otro se fueron sucediendo cambios
incluso en el limitado campo de un abrir y cerrar de ojos.

En la mesa más joven, con una mano un día más joven
había pan de ayer cortado de forma distinta.

Las nubes como nunca y la lluvia como nunca,
porque era con otras gotas que llovía.

La Tierra giraba sobre su eje
pero en un espacio abandonado para siempre.

Duró sus buenas 24 horas.
1.440 minutos de ocasiones.
86.400 segundos que mirar.

El cósmico savoir-vivre
aunque calla sobre nuestro asunto,
exige, sin embargo, algo de nosotros:
una cierta atención, un par de frases de Pascal
y una sorprendente participación en este juego
de reglas desconocidas.




Se cruzaron como dos desconocidos,
sin gestos ni palabras,
ella de camino a la tienda
él de camino hacia el coche.

Quizá entre la consternación,
o el desconcierto,
o la inadvertencia,
de que por un breve instante
se amaron para siempre.

No hay sin embargo garantía
de que fueran ellos.
Quizá de lejos sí,
pero de cerca en absoluto.

Los vi desde la ventana,
y quien mira desde arriba
se equivoca con mayor facilidad.

Ella desapareció tras una puerta de cristal,
él subió al coche
y arrancó rápidamente.
Así que no pasó nada
ni siquiera si pasó.

Y yo sólo por un momento
segura de lo que vi,
intento ahora en un poema casual
convenceros a Vosotros, Lectores,
de que aquello fue triste.

Soy un tranquilizante.

Eficaz en el hogar y

efectivo también en la oficina,

me siento en los exámenes

y me levanto en los tribunales.

Esmeradamente arreglo artefactos rotos-

solo tómame,

disuélveme bajo de tu lengua,

solo trágame,

solo bébeme con un poco de agua.

Yo sé que hacer con la mala suerte,

cómo echar abajo una mala nueva,

aminorar la injusticia,

iluminar la falta de Dios,

elegir un sombrero para la viuda.

Qué esperas,

confía en la compasión química.

Eres joven aún,

deberías resolver tu situación de alguna manera.

¿Quién dijo

que la vida has de afrontarla con valentía?

Devuélveme a tu abismo,

que lo llenaré con el sueño,

me estarás agradecido

por el aterrizaje en cuatro patas.

Véndeme tu alma,

no encontrarás otro comprador.

No hay otro diablo.


Cuando pronuncio la palabra Futuro

ya la primera sílaba va al pasado.

Cuando pronuncio la palabra Silencio

la echo a perder.

Cuando digo la palabra Nada

creo algo que no se ajusta a ninguna 

inexistencia

Agradecimiento

Debo mucho
a quienes no amo.

El alivio con que acepto
que son más queridos por otro.

La alegría de no ser yo
el lobo de sus ovejas.

Estoy en paz con ellos
y en libertad con ellos,
yeso el amor ni puede darlo
ni sabe tomarlo.

No los espero
en un ir y venir de la ventana a la puerta.
Paciente
casi como un reloj de sol
entiendo
lo que el amor no entiende;
perdono
lo que el amor jamás perdonaría.

Desde el encuentro hasta la carta
no pasa una eternidad,
sino simplemente unos días o semanas.

Los viajes con ellos siempre son un éxito,
los conciertos son escuchados,
las catedrales visitadas,
los paisajes nítidos.

Y cuando nos separan
lejanos países
son países
bien conocidos en los mapas.

Es gracias a ellos
que yo vivo en tres dimensiones,
en un espacio no-lírico y no-retórico,
con un horizonte real por lo móvil.

Ni siquiera imaginan
cuánto hay en sus manos vacías.

"No les debo nada",
diría el amor
sobre este tema abierto.

De "El gran número" 1976     


Amor a primera vista

Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.

De "Fin y principio" 1993      
Versión de Abel A. Murcia


Bajo una pequeña estrella
Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
      por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
      el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
      de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
      a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
      respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
      cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras


Día 16 de mayo de 1973
Una de esas muchas fechas
que ya no me dicen nada.

A dónde fui ese día,
qué hice, no lo sé.
Si en los alrededores se hubiera cometido un crimen,
no tendría coartada.

El sol brilló y se apagó
sin que yo me diera cuenta.
La tierra giró
y no lo mencioné en mi diario.

Preferiría pensar
que morí brevemente,
y no que nada recuerdo,
aunque viví sin pausa.

Pues si no fui ningún fantasma:
respiré y comí,
di pasos
que se oían
y las huellas de mis dedos
tuvieron que haber quedado en las puertas.

Me reflejé en el espejo.
Llevaba puesto algo de algún color.
Y seguro que hubo gente que me vio.

Quizá ese día
encontré algo que había perdido antes.
Quizá perdí algo que encontré después.

Me embargaron sensaciones, sentimientos.
Ahora todo eso es
como puntos entre paréntesis.

En dónde me metí,
en dónde me enterré,
en verdad no es un mal truco
perderse a una misma de vista.

Agito mi memoria,
tal vez algo en sus ramas,
adormecido por años,
salga de pronto volando.
No.
Evidentemente exijo demasiado:
tanto como un segundo.

Fin y principio

Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.

Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.

Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.

Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.

Vietnam

Mujer, ¿cómo te llamas? -No sé.
¿Cuándo naciste, de dónde eres? -No sé.
¿Por qué cavaste esta madriguera? -No sé.
¿Desde cuándo te escondes? -No sé.
¿Por qué me mordiste el dedo cordial? -No sé.
¿Sabes que no te vamos a hacer nada? -No sé.
¿A favor de quién estás? -No sé.
Estamos en guerra, tienes que elegir. -No sé.
¿Existe todavía tu aldea? -No sé.
¿Éstos son tus hijos? -Sí.
De "Mil alegrías -Un encanto-" 1967     


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