"Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo quietecita en la vitrina, sino siempre la asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día" F.Savater
sábado, 16 de marzo de 2013
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hay un momento del día en el que la vida se va apagando cual tenebrario.
suelo, que se deshace tras mis pasos como un maquillaje vencido
en una amenaza hecha de cansancio
las ramas se arrastran barriendo el alma de lo que fuera que te atrapaba,
ahora ya, nubes bajas y soles blandos.
hay un momento que esguinza la sonrisa antes de que nazca
y turba la mente y la enhebra a la carencia compañera
que nos ilustra y nos entrega a la fuerza los túneles que albergamos.
un momento de culpas que cortan muñecas para desangrarnos hacia dentro.
con asideros rotos y caricias de manopla de esparto se construye todo,
se construye la nada.
pero también hay un segundo en el que las lunas se conjuran y hacemos lluvia en los desiertos.
un momento de sabernos invencibles y llenos.
cuando llegas a mí tan roto como incendiado.
tan deshecho y tan desnudo.
con la piel tan viva y la mirada tan Rimbaud.
mordido por la melancolía.
amputado de un lienzo supuestamente hermoso.
humeante y desamparado.
perro cabizbajo.
justo ahí, elevarte. elevarnos.
sin mesura ni tempos.
de oleaje hacernos, por enésima vez, de fiebre hacernos,
eternamente de emoción empaparnos.
que el espejismo seamos nosotros.
cuando te llego tan hermética
tan vestida de absurdo
tan encelada como pobre
tan tropezada, tan lunfarda e inaccesible
tan desmembrada por dentro
tan de tallos rotos y jarros sin agua
albergando todo el spleen en mis ojos que no te daba.
justo ahí, elevarme, elevarnos.
sin mesura ni tempos.
de oleaje hacernos, por enésima vez, de fiebre hacernos,
eternamente de emoción empaparnos.
que el espejismo seamos nosotros.
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