Sucede
sucede que nuestra conversación es gratis como propaganda a la salida del metro
sucede un arma corta calibre veintidós y un centímetro cúbico de carruseles belgas
suceden los maniáticos minutos los maniáticos segundos las maniáticas horas
sucede un aroma caliente en las calabazas de pentecostés
sucede un yacimiento de icebergs en la vajilla rota del último sueño
sucede el tic sucede el tac sucede veronal en los relojes viejos
sucede que hay alquimistas en las primeras lluvias
suceden pájaros trompeta mariposas rubias jóvenes anillos de leño
sucede un funicular entre la aurora boreal y los maizales del club paraíso
suceden altavoces de verbena en el deshielo de las pompas fúnebres
suceden vientos niños en las heladerías que soñó petrarca
sucede que al otro lado del teléfono vive acacia de madagascar
sucede la oreja del nautilius en el buzón de las nieves astutas
sucede un centavo de ruiseñor en el monedero de la dormición de la virgen
suceden lágrimas populares incompatibles con el binóculo
suceden manos que cuidan del esparto en el mausoleo de lenin
sucede el extintor de las rosas en el cortejo de las siemprevivas
sucede el apostolillo verde de los semáforos
sucede que voy a contarte las cosas de mi vida tal como eran
sucede un telegrama de nitroglicerina en tu lápiz de labios
Juancarlos Mestre