Dijeron
que un poema
debería
ser menos personal;
que eso
de hablar de tú o de yo
es cosa
de mujeres.
Que no
es serio.
por
suerte o por desgracia
todavía
hago lo que quiero.
Quizá
algún día utilice otros métodos
y hable
in abstracto.
Ahora
sólo sé que si se dice algo
debe
ser sobre tema conocido.
Yo sólo
soy sincera –y ya es bastante–
hablando
de mis propias miserias y alegrías
puedo
contar que me gustan las fresas,
por
ejemplo,
y que
algunas personas
me caen mal por hipócritas, por crueles
o simplemente
porque son estúpidas.
Que no
pedí vivir
y que
morir no es algo que me atraiga
excepto
cuando me hallo deprimida.
Que
estoy hecha
sobre
todo
de
palabras.
Que
para poder manifestarme
uso
tinta y papel a mi manera.
No
puedo remediarlo.
Por más
que trate
no
escribiré un ensayo
sobre
la teoría de los conjuntos.
Tal vez
más adelante
encuentre
otras formas de expresarme.
Pero
eso no me importa ahora;
hoy
vivo aquí y en este momento
y yo
soy yo
y como
tal actúo.
Por lo
demás,
lamento
no
complacer
a todos.
Creo
que ya es bastante mirar hacia mí misma
y
tratar de aceptarme
con
huesos con músculos
con
deseos con penas.
Y
asomarme a la puerta y ver pasar el mundo
y decir
buenos días.
Aquí estoy yo.
Aunque
no les guste.
Punto.
Ana Ma.
Rodas