martes, 27 de diciembre de 2011

Si... y que...



DETESTO

Detesto a la gente que me condena
sin tomarse la molestia de conocerme.
No soporto a los que no miran de frente,
a los que miran por encima del hombro,
a los que hablan a la espalda.
Aborrezco a aquellos que te valoran
por lo que tienes o,
peor,
por lo que no tienes.
Me repugnan los que creen que el dinero
lo compra todo y a todos.
Maldigo a quienes no respetan la vida
y ponen en manos de críos
máquinas de matar y no juguetes.
Me aburren quienes no tienen nada que decir
y se conforman con lo que dicen los demás.
No aguanto la envidia.
Censuro la maldad.
Reniego de la mentira.
Me apenan los que traicionan
la palabra confianza.
Desapruebo las batallas,
si no son por amor.
Sin embargo,
valoro a quienes se toman
la molestia de conocerme
antes de juzgarme.
Me seducen los que me miran
cara a cara,
con mirada franca.
Aprecio a quienes me quieren
por lo que tengo
y lo que perdí.
Me cautivan los que no venden su alma,
la regalan.
Admiro a quienes saben
hacer felices a los demás,
a los que regalan a un niño un sueño,
una esperanza, una ilusión.
Me interesan quienes miran hacia dentro
y descubren que necesitarían dos vidas
para explicar todo lo que ven.
Me entusiasma la generosidad.
Alabo la bondad.
Bendigo la verdad.
Me alegra poder conjugar,
día tras día,
el verbo confiar.
Apruebo las batallas que
se ganan con palabras,
 [Esther Vallbona

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