París, 19 de noviembre 1952:
Los momentos provisionales. Un día nos damos cuenta de que todos esos momentos vividos de refilón, de pasada, un poco a la ligera, provisionalmente, son también ellos momentos claves, decisivos, que van a imprimir en nosotros conclusiones decisivas; nos damos cuenta de que esos momentos que nos parecieran insignificantes y que tomáramos, cuando mucho, por una especie de media vida, de fragmentos de vida, vienen a ser, en realidad, y al final, nuestra mayor y mejor experiencia de vida real, de una vida más real que verdadera, como más sorprendida en su verdad, ya que al estar nosotros....descuidados, distraídos, la vida no tropieza con nuestros prejuicios, con nuestros aprioris.
Nosotros, por lo visto, estamos cansados, gastados, y también eso que se llama estar en crisis.La naturaleza, en cambio, cada mañana aparece, amanece, no ya de nuevo, sino por primera vez, inédita. La naturaleza ha escapado a la historia, nosotros no hemos podido.
(Diario de un pintor 1952-1953, Ramón Gaya)