martes, 30 de diciembre de 2008


CONTRA LO ORDINARIO


Nadie ha podido demostrar hasta ahora

de manera fehaciente

que los pequeños deseos

son más fáciles de conseguir que los grandes.


Sólo se ha podido demostrar

de manera fehaciente

que son más numerosos.


Cristina Peri Rossi

domingo, 2 de noviembre de 2008

Sigmund Freud. El malestar de la cultura. (fragmento)

El malestar en la cultura (fragmento)
" El designio de ser felices que nos impone el principio del placer es irrealizable; mas no por ello se debe –ni se puede- abandonar los esfuerzos por acercarse de cualquier modo a su realización. Al efecto podemos adoptar muy distintos caminos, anteponiendo ya el aspecto positivo de dicho fin –la obtención del placer-, ya su aspecto negativo –la evitación del dolor-. Pero ninguno de estos recursos nos permitirá alcanzar cuanto anhelamos. La felicidad, considerada en el sentido limitado, cuya realización parece posible, es meramente un problema de la economía libidinal de cada individuo. Ninguna regla al respecto vale para todos; cada uno debe buscar por sí mismo la manera en que pueda ser feliz. Su elección del camino a seguir será influida por los más diversos factores. Todo depende de la suma de satisfacción real que pueda esperar del mundo exterior y de la medida en que se incline a independizarse de éste; por fin, también de la fuerza que se atribuya a sí mismo para modificarlo según sus deseos. "

domingo, 12 de octubre de 2008


Manual del vino (fragmento)
" Los vinos son la materia carnal del recuerdo, la vendimia del tiempo perdido, el terciopelo de la memoria, la burbuja de las niñas en flor. Un buen vino es la “obertura” insustituible de la fiesta gastronómica, el estímulo de los sentidos, el mejor pretexto para la convivencia cordial de la buena mesa, y el más elegante adorno que puede lucir una mujer en sus manos. El vino es el rey de la mesa: el símbolo de la cultura más arraigada en nuestro legado histórico mediterráneo. Y, de la misma forma que saber comer es un exponente de buena educación, saber beber es una manifestación de buen gusto. "
Mauricio Wiesenthal

miércoles, 1 de octubre de 2008

Gioconda Belli


Tocamos la noche con las manos

escurriéndonos la oscuridad entre los dedos,

sobándola como la piel de una oveja negra.


Nos hemos abandonado al desamor,

al desgano de vivir colectando horas en el vacío,

en los días que se dejan pasar y se vuelven a repetir,

intrascendentes,

sin huellas, ni sol,

ni explosiones radiantes de claridad.


Nos hemos abandonado dolorosamente a la soledad,

sintiendo la necesidad del amor por debajo de las uñas,

el hueco de un sacabocados en el pecho,

el recuerdo y el ruido como dentro de un caracol

que ha vivido ya demasiado en una pecera de ciudad

y apenas si lleva el eco del mar en su laberinto de concha.


¿Cómo volver a recapturar el tiempo?

¿Interponerle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia,

hacerlo retroceder acobardado

por nuestra inquebrantable decisión?


Pero...

quién sabe si podremos recapturar el momento

que perdimos.


Nadie puede predecir el pasado

cuando ya quizás no somos los mismos,

cuando ya quizás hemos olvidado

el nombre de la calle

donde alguna vez pudimos encontrarnos.


Gioconda Belli



El catecismo me enseñó, en la infancia a hacer el bien por conveniencia y a no hacer el mal por miedo. Me amenazaban con el infierno, y me prometian el cielo; y yo temía y creía.


Han pasado los años. Ya no temo ni creo. Y en todo caso pienso, si merezco ser asado en la parrilla, a eterno fuego lento, que así sea. así me salvaré del purgatorio, que estará lleno de terribles turistas de clase media.


Sinceramente, merecer, merezco. Nunca he matado a nadie, es verdad, pero ha sido por falta de coraje o de tiempo y no por falta de ganas. No voy a misa los domingos, ni en fiesta de guardar.... Y por si fuera poco poco, con premeditacion y alevosia he cometido el acto del amor sin el noble proposito de reproducir . Yo bien se que el pecado carnal está mal visto en el alto cielo; pero sospecho que Dios condena lo que ignora.

(Galeano)
Augusto Monterroso

" La vida no es un ensayo, aunque tratemos muchas cosas; no es un cuento, aunque inventemos muchas cosas; no es un poema, aunque soñemos muchas cosas. El ensayo del cuento del poema de la vida es un movimiento perpetuo; eso es, un movimiento perpetuo".

martes, 16 de septiembre de 2008


La locura se ha visto obligada a confundirsecon los hilvanes de los librosy las caratuladas formalidadesde las rituales antilocuras.¿Pero dónde está la diferenciaentre los amores que pasan y los amores que no pasan?¿Y dónde está el pensamientoque puede deslizarse igualmentepor la línea recta, la línea curva o la ausencia de todas laslíneas?Y aunque la locura nos salve a veces de nosotros mismostermina siempre por reducirnos a nosotros mismos,aunque alguna vez,en uno de sus saltos de gato que se aprieta la cola,descubra y franquee su intención funambulescade empujarnos y acompañarnosa las franjas sosegadas de los nuevos abismos.

Entonces comprendemos que ella es la cordura de otra partey también que no estamos tan completamente solos,como nos afirman nuestras habitaciones tapizadas dediscordias,nuestros maestros especializados en ciénagasy los huecos excavados en todas las cosas.

La milésima parte de estos reanimados animales de la locurabastaría para poblar los cascabeles mudosdel desgastado tapiz del decrépito universo.Pero como la ley apunta en su obcecación hacia otra parte,estas huérfanas criaturas no tienen más remedioque mirarnos cada vez más fijamente a los ojosy hacernos buscar como a excéntricos geómetrasempedernidoslas perpendiculares absurdas,pero extrañamente válidas,de todos los caminos abandonados..

Roberto Juarroz

Más allá de la oreja existe un sonido, en el extremo de la mirada un aspecto, en las puntas de los dedos un objeto: es allí adonde voy.

En la punta del lápiz el trazo.

Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de la alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí adonde voy.

En la punta del pie el salto. Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí adonde voy.

¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Yo os espero. Es allí adonde voy.

En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé ni dónde ni cuándo. Al borde de la tertulia está la familia. Al borde de la familia estoy yo. A la orilla de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy.Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy.

Mientras tanto, lo que hay es el sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un rincón para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé sobre qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre adonde voy.
Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo te amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa.

En el extremo de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo. Yo a la orilla del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, perro ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.






Clarice Lispector (Brasil, 1920-1977)

domingo, 7 de septiembre de 2008


Por cobardía sustituimos la sensación de nuestra nada por la sensación de la nada। Y es que la nada general apenas nos inquieta: vemos en ella demasiado a menudo una promesa, una ausencia fragmentaria, un callejón sin salida que se abre. Durante largo tiempo me obstiné en hallar a alguien que lo supiera todo sobre sí mismo y sobre los otros, un sabio-demonio, divinamente clarividente. Cada vez que creía haberlo encontrado, debía, tras un examen, cambiar de opinión: el nuevo elegido tenía todavía alguna mancha, algún punto negro, no sé qué recoveco de inconsciencia o de debilidad que le rebajaba al nivel de los humanos.
Percibía yo en él huellas de deseo o de esperanza, o algún residuo de pesar. Su cinismo era manifiestamente incompleto. ¡Qué decepción! Y proseguía siempre mi búsqueda y siempre mis ídolos del momento pecaban en algún aspecto: el hombre estaba presente en ellos, oculto, maquillado o escamoteado. Acabé por comprender el despotismo de la especie, y por no soñar más que con un no-hombre, con un monstruo que estuviese totalmente convencido de su nada. Era una locura concebirlo: no podía existir, ya que la lucidez absoluta es incompatible con la realidad de los órganos.



Emile Cioran - Fragmentos de La tentación de existir



Dónde estarán los siglos,
dónde el sueño de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Arbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo.
La memoria erige el tiempo.
Sucesión y engañoes la rutina del reloj.
El añono es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismode agonías,
de luces,
de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

Jorge Luis Borges

Post de obsequio....



Septiembre....feliz cumple y feliz aniversario




Carta de Anais Nin a Antonin Artaud




«Nanaqui, ojalá pudiera volver a vivir mil veces ese momento en los muelles y cada hora de esa noche. Quiero sentir nuevamente tu violencia y tu dulzura, tus amenazas, tu despótico poder espiritual... el miedo que me provocas y las alegrías punzantes... Miedo porque esperas tanto de mí...eternidad, lo eterno, Dios... esas palabras... todas tus preguntas... »« Todo parece resolverse, fundirse en un abrazo, en la confianza, en los instintos, en la tibieza y fusión de los cuerpos. Creo en lo que sentimos cuando estamos juntos. Creo en ese momento en el que perdemos toda noción de la realidad, en la separación y enajenación de nuestros seres...»«Para nosotros el amor tiene repercusiones inmensas. Debe crear, tiene un significado profundo, contiene y dirige todo...»«Lo confundimos con la religión, con la magia »

sábado, 6 de septiembre de 2008

Aquellas dos imágenes le habían entrado por los ojos como la instantánea percepción de la felicidad absoluta y sin condiciones.
Se las llevaría consigo para siempre.
Porque es así como te fastidia la vida.
Te pilla cuando todavía tienes el alma adormecida y siembra en su interior
una imagen,
o un olor,
o un sonido
que después ya nunca puedes sacarte de encima.
Y aquélla era la felicidad,
Lo descubres después,
cuando ya es demasiado tarde.
Y ya eres, para siempre,
un exiliado: a miles de kilómetros de aquella imagen,
de aquel sonido, de aquel olor.
A la deriva.
Alessandro Baricco


Llevar dinero en el bolsillo en medio de energía blanca y neutra, caminar sin sentido y sin fecundar a través del brillante resplandor de las calles blanqueadas, pensar en voz alta en plena soledad y al borde de la locura, ser de una ciudad, una gran ciudad, ser del último momento del tiempo en la mayor ciudad del mundo y no sentirse parte de ella, es convertirse uno mismo en una ciudad, un mundo de piedra inerte, de luz superflua, de movimiento ininteligible, de imponderables e incalculables, de la perfección secreta de todo lo que es menos.
Henry Miller.
En tiempos oscuros,
tengamos el talento suficiente para arriesgarnos a volar en la noche como los murciélagos.
En tiempos oscuros,
seamos lo suficientemente sanos como para vomitar las mentiras que nos obligan a tragar cada día.
En tiempos oscuros,
seamos lo suficientemente valientes como para tener el coraje de estar solos y lo suficientemente valientes como para arriesgarnos a estar juntos.
En tiempos oscuros,
seamos lo suficientemente maduros como para saber que podemos ser compatriotas y contemporáneos de todos los que tienen voluntad de belleza y voluntad de justicia, porque no creemos en las fronteras de los mapas ni del tiempo.

En tiempos oscuros,
seamos lo suficientemente tercos para seguir creyendo contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena.
En tiempos oscuros,
seamos lo suficientemente locos como para ser llamados locos.
En tiempos oscuros,
seamos lo suficientemente inteligentes como para ser desobedientes cuando recibimos órdenes contradictorias con nuestra conciencia o contra nuestro sentido común.
(Eduardo Galeano)

domingo, 31 de agosto de 2008

EDUARDO GALEANO

En tiempos oscuros, tengamos el talento suficiente para arriesgarnos a volar en la noche como los murciélagos. En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente sanos como para vomitar las mentiras que nos obligan a tragar cada día.En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente valientes como para tener el coraje de estar solos y lo suficientemente valientes como para arriesgarnos a estar juntos.En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente maduros como para saber que podemos ser compatriotas y contemporáneos de todos los que tienen voluntad de belleza y voluntad de justicia, porque no creemos en las fronteras de los mapas ni del tiempo.

En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente tercos para seguir creyendo contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena. En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente locos como para ser llamados locos.En tiempos oscuros, seamos lo suficientemente inteligentes como para ser desobedientes cuando recibimos órdenes contradictorias con nuestra conciencia o contra nuestro sentido común.
(Eduardo Galeano)

domingo, 3 de agosto de 2008

Guadalupe Pita Amor


Guadalupe "Pita" Amor
Círculo de angustia (fragmento)



" Sola yo estoy y llena de inquietudes;

cada día me interno más adentro;

mis defectos atraen a las virtudes;

de un misterioso círculo soy centro.


El cansancio que tengo es infinito;

todo el dolor del mundo lo he probado;

un laberinto de ansiedad habito

y a tientas me revuelvo en lo intrincado. "

Julio Cortazar. Ceremonias. Fragmento.




Julio Cortázar Ceremonias (fragmento)" Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanando en su sillón favorito, de espaldas a la puerta de lo que hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi enseguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente resteñaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contras su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. "

La Conquista del Pan...(fragmento).



Piotr Alexéievich Kropotkin

La Conquista del Pan (fragmento)"


El comerciante que tiene capital no necesita moverse del escritorio para enriquecerse. Telegrafía a un comisionista la orden de comprar cien toneladas de té; fleta un buque, y a las pocas semanas tiene en su poder el cargamento. Ni siquiera corre el riesgo de la travesía, porque están asegurados su té y el buque… Pero, ¿cómo ha podido encontrar hombres que se hayan resuelto a hacer la travesía, ir a China y volver, trabajar de firme, soportar fatigas y arriesgar su vida por un salario ruin? ¿Cómo ha podido encontrar en los docks cargadores y descargadores, a quienes pagaba lo preciso nada más que para no dejarlos morir de hambre mientras trabajaban? ¿Cómo? ¡Porque están en la miseria! Id a un puerto de mar, visitad los cafetuchos de los muelles, observad a esos hombres que van a dejarse embaucar, pegándose a las puertas de los docks, que asaltan desde el alba, para ser admitidos a trabajar en los buques. Ved esos marineros, contentos de enrolarse para un viaje lejano, después de semanas y meses de espera; toda su vida la han pasado de buque en buque y subirá aún a otros, hasta que algún día desaparezcan entre las olas. Multiplicad los ejemplos, elegidlos donde os parezca, meditad sobre el origen de todas las fortunas grandes o pequeñas, procedan del comercio, de la banca; de la industria o del suelo. En todas partes comprobaréis que la riqueza de unos está formada por miseria de otros. Una sociedad anarquista no tendría que temer al Rothschild desconocido que fuera a establecerse de pronto en su seno. Si cada miembro de la comunidad sabe que después de algunas horas de trabajo productivo tendrá derecho a todos los placeres que proporciona la civilización, a los profundos goces que la ciencia y el arte dan a quienes la cultivan, no irá a vender su fuerza de trabajo por una mezquina pitanza; nadie se ofrecerá para enriquecer al susodicho Rothschild. Sus monedas serán rodajas metálicas, útiles para diversos usos, pero incapaces de producir crías. "

Alejandro Aura


Querido todos, nos tuvimos que encerrar en el hospital.
No teníamos internet y se me perdió por completo el orden del pasar del tiempo.
Por fin Milagros lo conectó.
Mañana les contamos cómo anda la cosa.
DESPEDIDA
Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.
¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,
allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas
esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra, eternamente?
Así es el cielo al que aspiro.
Un cielo
con mis fauces y mis garras.
O el cielo de las garzas
en el que el tiempo se mueve tan despacio
que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.
O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan
las luces iridiscentes por secretear con sus mejillas de arrebolados maquillajes.

El cielo cruel de los pastos,
esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.
O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando
que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.
Lo que queda no hubo manera de enmendarlo
por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,
ya estaba medio mal desde el principio de las eras
y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,de modo que se queda como estaba,
con sus millones,billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,
esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos
y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.
Nos vamos. Hago una caravana a las personas que estoy echando ya tanto de menos,
y digo adiós.

sábado, 2 de agosto de 2008

pravsworld.com

Hacemos llorar a los que se preocupan por nosotros.Lloramos por aquellos que nunca se preocupan por nosotros.Y nos preocupamos por aquellos que nunca llorarán por nosotros.Esta es la realidad de la vida; es extraño pero cierto.
Una vez de percates de ello, nunca será tarde para cambiar.

sábado, 14 de junio de 2008

J.M.



La gente va y cuenta irremediablemente y lo cuenta todo pronto o más tarde, lo interesante y lo fútil, lo privado y lo público, lo íntimo y lo superfluo, lo que debería permanecer oculto y lo que ha de ser difundido, la pena y las alegrías y el resentimiento, los agravios y la adoración y los planes de venganza, lo que nos enorgullece y lo que nos avergüenza, lo que parecía un secreto y lo que pedía serlo, lo consabido y lo inconfesable y lo horroroso y lo manifiesto, lo sustancial - el enamoramiento - y lo insignificante - el enamoramiento - Sin pensárselo dos veces. La gente relata sin cesar y narra sin darse ni siquiera cuenta de lo que está haciendo, de los incontrolables mecanismos de insidia, equívoco y caos que pone en marcha y que pueden resultar funestos, habla sin parar de los otros y de sí misma, y tambíén de los otros al hablar de sí misma y también de sí misma al hablar de los otros. Ese contar constante es percibido como una transacción a veces, aunque se disfrace con éxito de dádiva siempre (porque en toda ocasión tiene algo de eso), y es más bien a menudo un soborno, o el saldo de alguna deuda, o una maldición que se lanza a un destinatario concreto o quizá al azar para que éste labre atolondradamente fortuna o desgracia, o la moneda que compra relaciones sociales y favores y confianza y hasta amistades, y por supuesto sexo. Y también un amor, cuando lo que cuenta el otro se nos hace imprescindible y pasa a ser nuestro aire."

Javier Marias.

Fragmento. Javier Marias


“Todo es ridículo y subjetivo hasta extremos insoportables, porque todo encierra su contrario: las mismas personas en el mismo sitio se aman y no se aguantan, lo que era afianzada costumbre se vuelve paulatinamente o de pronto inaceptable e improcedente, quien inauguró una casa encuentra prohibida la entrada en ella, el tacto, el roce tan descontado que casi no era conciencia se convierte en osadía u ofensa y es como si hubiera que pedir permiso para tocarse uno mismo, lo que gustaba y hacía gracia se detesta y estomaga y se maldice y revienta, las palabras ayer ansiadas envenenarían el aire y provocarían hoy náuseas, no quieren oírse bajo ningún concepto, y las dichas un millar de veces se intenta que ya no cuenten; y también es a la inversa: aquel de quien se hizo escarnio es ahora tomado en serio, y quien repugnaba es llamado: ‘Ven, ven’, se dice, ‘estaba tan equivocado antes’. ‘Ocupa este lugar a mi lado, no había sabido verte’. Por eso hay que pedir el aplazamiento siempre: ‘Mátame mañana, déjame vivir esta noche’. Mañana puedes quererme viva, aunque sea media hora, y no estaré para complacerte y tu querer no será nada. Nada es o nada es nada, las mismas cosas y los mismos hechos y los mismos seres son ellos y también su reverso, hoy y ayer, mañana, luego y antiguamente. Y en medio no hay más que el tiempo que se afana por deslumbrarnos, lo único que se propone y busca y así no somos de fiar las personas que por él aún transitamos, tontas e insustanciales e inacabadas todas, tonto yo, yo insustancial, yo inacabado, tampoco de mí debe nadie fiarse...”

Javier marias



Diario de un Caracol, de Gûnter Grass (habla de los caracoles que pelean contra la corriente)


¿Conseguirán avanzar? ---- Un trecho

¿Se desviarán? --- Lo intentarán siempre

¿Discutirán? ---- Cueste lo que cueste

¿Cambiaran algo? ---- Más de lo que ellos piensan

¿Se equivocarán? ---- Como está previsto

¿Volverán atrás? ---- Aparentemente

¿Llegarán? ---- Nunca

¿Vencerán?--- Si, en principio.

¿Y tú? ¿Continuarás?
Cuando se hayan agotado los errores,
tendremos como último acompañante la NADA enfrente"
Günter Grass
Dum loquimur, fugerit invida aetas.....Mientras hablamos, huye el envidioso tiempo.

lunes, 9 de junio de 2008



un texto de Bertrand Russell:


El ser humano teme al pensamiento más de lo que teme a cualquier otra cosa del mundo; más que la ruina, incluso más que la muerte.
El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible. El pensamiento es despiadado con los privilegios, las instituciones establecidas y las costumbres cómodas; el pensamiento es anárquico y fuera de la ley, indiferente a la autoridad, descuidado con la sabiduría del pasado.
Pero si el pensamiento ha de ser posesión de muchos, no el privilegio de unos cuantos, tenemos que habérnoslas con el miedo. Es el miedo el que detiene al ser humano, miedo de que sus creencias entrañables no vayan a resultar ilusiones, miedo de que las instituciones con las que vive no vayan a resultar dañinas, miedo de que ellos mismos no vayan a resultar menos dignos de respeto de lo que habían supuesto.
¿Va a pensar libremente el trabajador sobre la propiedad? Entonces, ¿qué será de nosotros, los ricos? ¿Van a pensar libremente los muchachos y las muchachas jóvenes sobre el sexo? Entonces, ¿qué será de la moralidad? ¿Van a pensar libremente los soldados sobre la guerra? Entonces, ¿qué será de la disciplina militar?
¡Fuera el pensamiento!
¡Volvamos a los fantasmas del prejuicio, no vayan a estar la propiedad, la moral y la guerra en peligro!
Es mejor que los seres humanos sean estúpidos, amorfos y tiránicos, antes de que sus pensamientos sean libres. Puesto que si sus pensamientos fueran libres, seguramente no pensarían como nosotros. Y este desastre debe evitarse a toda costa.
Así arguyen los enemigos del pensamiento en las profundidades inconscientes de sus almas. Y así actúan en las iglesias, escuelas y universidades.

sábado, 17 de mayo de 2008

Cristina Peri Rossi.




El museo de los esfuerzos inútiles (fragmento)"



El espacio que queda entre la espada y la pared es exiguo. Si huyendo de la espada, retrocedo hasta la pared, el frío del muro me congela, si huyendo de la pared, trato de avanzar en sentido contrario, la espada se clava en mi garganta. Cualquier alternativa, pues que pretenda establecerse entre ellas, es falsa y como tal, la denuncio. Tanto el muro como la espada sólo pretenden mi aniquilación, mi muerte, por lo cual me resisto a elegir. Si la espada fuera más benigna que el muro, o la pared, menos lacerante que el filo de aquella, cabría la posibilidad de decidirse, pero cualquiera que las observe, comprenderá enseguida que sus diferencias son sólo superficiales. Sé que tampoco es posible dilatar mi muerte tratando de vivir en el corto espacio que media entre la pared y la espada. No sólo el aire se ha enrarecido, está lleno de gases y de partículas venenosas: además, la espada me produce pequeños cortes 'que yo disimulo por pudor' y el frío de la pared congestiona mis pulmones.... Si consiguiera escurrirme, la espada y el muro quedarían enfrentados, pero su poder, faltando yo entre ambos, habría disminuido tanto que posiblemente el muro se derrumbara y la espada enmoheciera. Pero no existe ningún resquicio por el cual pueda huir, y cuando consigo engañar a la espada, la pared se agiganta, y si me separo de la pared, la espada avanza. He procurado distraer la atención de la espada proponiéndole juegos, pero es muy astuta, y cuando deja de apuntar a mi garganta, es porque dirige su filo hacia mi corazón. En cuanto al muro, es verdad que a veces olvido que se trata de una pared de hielo y cansado, busco apoyo en él: no bien lo hago, un escalofrío mortal me recuerda su naturaleza. He vivido así los últimos meses. No sé por cuánto tiempo aún podré evitar el muro, la espada. El espacio es cada vez más estrecho y mis fuerzas se agotan. Me es indiferente mi destino: si moriré de una congestión o me desangraré a causa de una herida, esto no me preocupa. Pero denuncio definitivamente que entre la espada y la pared no existe lugar donde vivir. "

lunes, 5 de mayo de 2008

Oliverio Girondo




Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.

En mí, la personalidad es una especie de furunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W. C.

¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso!¡Imposible saber cuál es la verdadera!Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.

¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo —me pregunto— todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?
El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto...

Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquélla desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas.

Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.

sábado, 3 de mayo de 2008

Moreliana siempre... Julio Cortazar



Detesto al lector que ha pagado por su libro, al espectador que ha comprado su butaca, y que a partir de allí aprovecha el blando almohadón del goce hedónico o la admiración por el genio. ¿Qué le importaba a Van Gogh tu admiración? Lo que él quería era tu comprensión, que trataras de mirar como él estaba mirando con los ojos desollados por un fuego heracliteano. Cuando Saint-Exupéry sentía que amar no es mirarse el uno en los ojos del otro sino mirar juntos en una misma dirección, iba más allá del amor de la pareja porque todo amor va más allá de la pareja si es amor, y yo escupo en la cara del que venga a decirme que ama a Miguel Angel o a E.E. Cummings sin probarme que por lo menos en una hora extrema ha sido ese amor, ha sido también el otro, ha mirado con él desde su mirada y ha aprendido a mirar como él hacia la apertura infinita que espera y reclama.

Julio Cortazar. Fragmento.


No nos alcanza el tiempo,o nosotros a él,

nos quedamos atrás por correr demasiado,

ya no nos basta el día

para vivir apenas media hora.

Alberto Camus. Fragmento


Cada uno de los granos de esta piedra, cada trozo mineral de esta montaña llena de oscuridad, forma por sí sola un mundo. El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso

Salvador Paniker


De otra parte, si al llegar a cierta cota de la vida uno no aprovecha lo que queda de energía disponible, la masa de los años y los cabos sueltos, lo sabido y lo olvidado, la multitud de cicatrices y censuras, entonces puede ocurrir que la curiosidad se agote y que la fiesta se reduzca a cenizas.

jueves, 1 de mayo de 2008

Humano DEMASIADO humano.(fragmento)




Friedrich Nietzsche

(Alemania, 1844-1900)


Quien ha alcanzado la libertad de la razón, aunque sólo sea en cierta medida, no puede menos que sentirse en la tierra como un caminante, pero un caminante que no se dirige hacia un punto de destino pues no lo hay. Mirará, sin embargo, con ojos bien abiertos todo lo que pase realmente en el mundo; asimismo, no deberá atar a nada en particular el corazón con demasiada fuerza: es preciso que tenga también algo del vagabundo al que agrada cambiar de paisaje. Sin duda ese hombre pasará malas noches, en las que, cansado como estará, hallará cerrada la puerta de la ciudad que había de darle cobijo; tal vez incluso como en oriente, el desierto llegue hasta esa puerta, los animales de presa dejen oír sus aullidos tan pronto lejos como cerca, se levante un fuerte viento, y unos ladrones le roben sus acémilas. Quizá entonces la terrible noche será para él otro desierto cayendo en el desierto y su corazón se sentirá cansado de viajar. Y cuando se eleve el sol de la mañana, ardiente como un airado dios, y se abra la ciudad, puede que vea en los ojos de sus habitantes más desierto, más suciedad, mas bellaquería y más inseguridad aún que ante su puerta, por lo que el día será para él casi peor que la noche. Es posible que a veces sea así la suerte de este caminante. Pero pronto llegan, en compensación, las deliciosas mañanas de otras comarcas y de otras jornadas, en las que desde los primeros resplandores del alba, ve pasar entre la niebla de la montaña a los coros de las musas que le rozan al danzar; más tarde sereno, en el equilibrio del alma de la mañana antes del mediodía y mientras se pasee bajo los árboles, verá caer a sus pies desde sus copas y desde los verdes escondrijos de sus ramas una lluvia de cosas buenas y claras, como regalo de todos los espíritus libres que frecuentan el monte, el bosque y la soledad, y que son como él, con su forma de ser unas veces gozosa y otra meditabunda, caminantes y filósofos. Nacidos de los misterios de la mañana temprana, piensan qué es lo que puede dar al día, entre la décima y la duodécima campanadas del reloj, una faz tan pura, tan llena de luz y de claridad serena y transfiguradora: buscan la filosofía de la mañana. "

domingo, 27 de abril de 2008



…Mi cuerpo reflejado
se detiene en los escaparates…


levanta el dedo y con temor repite:
no vas a cambiar nunca,
no vas a cambiar nunca.



(Luis García Montero)


Yo soy para mí todas las interrogaciones,

todas las estatuas,

todos los misterios;

todas las cumbres heladas

desde donde tus ojos contemplan

la impura plata de una sombra

que muele el viejo semblante,

y que borra de paso lo indecible... .............

(Manuel María, "Molinero de brumas")

sábado, 26 de abril de 2008



JUAN JOSÉ ARREOLA
(1918-2001)
Gravitación
Los abismos atraen. Yo vivo en la orilla de tu alma. Inclinado hacia ti, sondeo tus pensamientos, indago el germen de tus actos. Vagos deseos se remueven en el fondo, confusos y ondulantes en su lecho de reptiles.
¿De qué se nutre mi contemplación voraz? Veo el abismo y tú yaces en lo profundo de ti misma. Ninguna revelación. Nada que se parezca al brusco despertar de la conciencia. Nada sino el ojo que me devuelve implacable mi descubierta mirada.
Narciso repulsivo, me contemplo el alma en el fondo de un pozo. A veces el vértigo desvía los ojos de ti. Pero siempre vuelvo a escrutar en la sima. Otros, felices, miran un momento tu alma y se van.
Yo sigo a la orilla, ensimismado. Muchos seres se despeñan a lo lejos. Sus restos yacen borrosos, disueltos en la satisfacción. Atraído por el abismo, vivo la melancólica certeza de que no voy a caer nunca.

Pertenencias de Rosa Silverio


pertenencias
A ratos siento que nada me pertenece
ni siquiera la cordura
Todo se pierde en el beso,
en la nostalgia de los años,
en el tímido rumor de la alegría.
A ratos la canica se olvida que rodar
era su juego preferido
y se consuela en el rincón
en donde guardo todos mis enseres.
La vida dejó de correr,
olvidó que existían los propósitos
y se rindió con pesadumbre
en el paraje más cercano;
sin exigir explicaciones,
sin mediar acuerdos,
simplemente se cansó de correr tras utopías.

Así se me cansaron las cosas,
los recuerdos, el cuerpo, las ideas,
y el amor pasó a ser una postal
que no logro precisar en mi memoria
Desde entonces, a ratos pienso
que nada de lo acumulado ha sido mío
y que "tener" es un verbo demasiado inmenso
del que tan sólo conozco sus orillas,
sus bordes generales,
su inconstancia y su afán de seducción.
A ratos
este todo del que a veces presumo
se disuelve sin nostalgia y sin remedio
en el huerto que me espera
cuando nada alargue la costumbre.

Poso tal como soy.

Tu máquina revelará perpetuamente

las huellas de mi acnémis ojos cansados

las arrugas de mi frente

y apareceré más desnudo de lo que nunca he estado

(en especial para alguiena quien he amado tanto).


Antes tenía que mostrarme como en realidad soy

algunas veces era el sol mi amigo

cuando velado por el mar y el cielo

presentaba con corrección de cosas,

siempre he temido parecer cualquier cosa excepto joven

y he envidiado la belleza

incluso en el rostro de desconocidos.

¿Acaso hacerse hombre significa

la realidad de reflejarse en los espejos públicos?

¿O es mi confianza en tu amor tan grande

que no me importa

aparecer ante ti con el peor de mis aspectos?


Rod Mckuen

domingo, 20 de abril de 2008


En una noche que debió ser de lluvia

o en el muelle de un puerto tal vez inexistente

o en una tarde clara,

sentado a una mesa sin nadie,

se me cayó una parte mía.


No ha dejado ningún hueco.

Es más: pareciera algo que ha llegado

y no algo que se ha ido.

Pero ahora,en las noches sin lluvia,

en las ciudades sin muelles,

en las mesas sin tardes,

me siento de repente mucho más solo

y no me animo a palparme,

aunque todo parezca estar en su sitio,

quizá todavía un poco más que antes.


Y sospecho que hubiera sido preferible

quedarme en aquella perdida parte mía

y no en este casi todo

que aún sigue sin caer.

Roberto Juarroz

sábado, 19 de abril de 2008


Los Justos

Un hombre que cultiva un jardín como quería Voltaire
El que agradece que en la tierra haya música
El que descubre con placer una etimología
Dos empleados en un café del Sur que juegan
una silenciosa partida de ajedrez
El ceramista que premedita un color y una forma
Un tipográfo que compone bien esta página
y que tal vez no le agrada
Una mujer y un hombre que leen los tercetos
finales de un canto
El que acaricia a un animal dormido
El que justifica o quiere justificar un mal
que le han hecho
El que agradece que en la tierra haya Stevenson
El que prefiere que los otros tengan razón
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

(J.L. Borges)

Ortega y Gasset

La rebelión de las masas:


“Nuestra vida como repertorio de posibilidades es magnífica, exuberante, superior a todas las históricamente conocidas. Circunstancia y decisión son los dos elementos radicales de que se compone la vida. La circunstancia (las posibilidades) es lo que de nuestra vida nos es dado e impuesto. En vez de imponernos una trayectoria, nos impone varias y, consecuentemente, nos fuerza ... a elegir. Ni un solo instante se deja descansar a nuestra actividad de decisión. El que decide siempre es nuestro carácter, nunca las circunstancias; éstas son el dilema ante el cual tenemos que decidir.”

Okakuro Kakuso comenta en su libro sobre el ritual del té lo siguiente:"
Miramos la maldad en los otros, porque conocemos la maldad mediante nuestro comportamiento. Nunca perdonamos a los que nos hieren, porque creemos que nunca seríamos perdonados.Decimos la verdad dolorosa al projimo, porque queremos ocultarnosla a nosotros mismosMostramos nuestra fuerza , para que nadie pueda ver nuestra fragilidad.Por eso, siempre que estés juzgando a tu hermano, ten conciencia de que eres tú el que está ante el tribunal. "


Cada ser humano es una isla. En el mejor de los casos, pertenece a un archipiélago. Aún así, cada isla es distinta de las otras. Algunas son fértiles, pródigas, ubérrimas. Otras son áridas, magras, resecas.Cada ser humano es una isla, donde sólo convive con su conciencia y en ocasiones con un lago quieto que le informa sobre qué rasgos asume su rostro de náufrago.Cuando el ser humano se aburre de su soledad, entonces se comunica con otra u otras islas, a nado, o en su balsa, en lanchas o en canoas. Y en la otra isla conoce a otros náufragos y también a otras náufragas, y a veces se enamora.El amor une a las islas como una corriente. A veces dos islas copulan y nace un islote.


Mario Benedetti, Vivir adrede

Un dia estaba Diogenes comiendo un plato de lentejas, sentado en el umbral de su casa. No habia ningun alimento en toda Atenas mas barato que el guiso de lentejas, así que el que la comía era porque estaba en una situacion de maxima precariedad.Pasó un ministro del emperador y le dijo " !Ay Diogenes! si aprendieras a ser mas sumiso y a adular un poco más al emperador, no tendrías que comer tantas lentejas"".Diogenes levantó la vista y mirandole fijamente le contestó " !Ay de tí, si aprendieses a comer un poco más de lentejas, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador".



" Cada persona brilla con luz propia entre todas las demas. No hay dos fuegos iguales.Hay fuegos grandes y chicos y de todos los colores.Hay gente de fuegos sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.Algunos fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden con tantas ganas , que no se puede mirarlos sin parapadear, y quien se acerca se enciende"


Eduardo Galeano.

jueves, 17 de abril de 2008


Sueño que soy la muerte de Orfeo



Camino rápidamente a través de las estrías de luz y sombra
que arroja una arcada

Soy una mujer en la plenitud de la vida, con ciertos poderes
y estos poderes limitados severamente
por autoridades a las que pocas veces veo el rostro.
Soy una mujer en la plenitud de la vida
que conduce a su poeta muerto en un Rolls-Royce negro
por un paisaje de crepúsculo y espinas.

Una mujer con una cierta misión
que la dejará intacta si se obedece al pie de la letra.
Una mujer con los nervios de una pantera
una mujer con contactos entre los Ángeles del Infierno
una mujer que siente la grandeza de sus poderes
cn el preciso momento en que no debe usarlos
una mujer comprometida con la lucidez
que ve, a través de la confusión, los fuegos humeantes
de estas calles subterráneas
a su poeta muerto aprendiendo a caminar hacia atrás, contra el viento,
por el lado equivocado del espejo



Adrienne Rich

Acerca del vivir
.
.
.
El vivir no admite bromas.
Has de vivir con toda seriedad,
como una ardilla, por ejemplo;
es decir, sin esperar nada fuera y más allá del vivir;
es decir, toda tu tarea se resume en una palabra:
Vivir.
Has de tomar en serio el vivir.
Es decir, hasta tal punto y de tal manera
que aun teniendo los brazos atados a la espalda,
y la espalda pegada al paredón,
o bien llevando grandes gafas
y luciendo bata blanca en un laboratorio,
has de saber morir por los hombres.
Y además por hombres que quizás nunca viste,
y además sin que nadie te obligue a hacerlo,
y además sabiendo que la cosa más real y bella es
Vivir.
Es decir:
has de tomar tan en serio el vivir
que a los setenta años, por ejemplo,
si fuera necesario plantarías olivos
sin pensar que algún día serían para tus hijos;
debes hacerlo, amigo, debes hacerlo,
no porque, aunque la temas, no creas en la muerte,
sino porque vivir es tu tarea.

Sucede, por ejemplo,
que estamos muy enfermos;
que hemos de soportar una difícil operación;
que cabe la posibilidad
de que no volvamos a levantarnos de la blanca mesa.
Aunque sea imposible no sentir
la tristeza de partir antes de tiempo,
seguiremos riendo con el último chiste,
mirando por la ventana para ver
si el tiempo sigue lluvioso,
esperando con impaciencia
las últimas noticias de prensa.
Sucede, por ejemplo, que estamos en el frente,
por algo, por ejemplo, que vale la pena que se luche.
Nada más comenzar el ataque, al primer movimiento,
puede caerse cara a tierra, y morir.
Todo esto hemos de aceptarlo con singular valor,
y a pesar de todo, preocuparnos apasionadamente
por esa guerra que puede durar años y años.
Sucede
que estamos en la cárcel.
Sucede
que nos acercamos
a los cincuenta años,
y que falten dieciocho más
para ver abrirse las puertas de hierro.
Sin embargo, hemos de seguir viviendo con los de fuera,
con los hombres, los animales, los conflictos y los vientos,
es decir, con todo el mundo exterior que se halla
tras el muro de nuestros sufrimientos;
es decir: estemos donde estemos
hemos de vivir
como si nunca hubiésemos de morir.

Se enfriará este mundo,
una estrella entre las estrellas;
por otra parte una de las más pequeñas del universo,
es decir, una gota brillante en el terciopelo azul,
es decir, este inmenso mundo nuestro.
Se enfriará este mundo un día,
algún día se deslizará
en la ciega tiniebla del infinito
-no como una bola de nieve,
no como una nube muerta-,
como una nuez vacía.
Desde ahora mismo se ha de sufrir por todo esto,
ha de sentirse su tristeza desde ahora,
tanto ha de amarse el mundo en todo instante,
se le ha de amar tan conscientemente que se pueda decir: "He vivido".



Nazim Hikmet

Un bolero es mi máxima velocidad sin que dé negativo mi corazón. Además, muchacho, no conozco otra manera más elegante de tomar rehenes. No hay preguntas. Tomas a una mujer en tus brazos, muchacho, y no tienes que justificarte. El bolero es una coartada. Os vais al centro de la pista, donde suena más fuerte el sofrito de los pies que bailan, amigo mío, y entonces le haces sitio a su cuerpo en el tuyo. Nunca te habías sentido así. Un bolero es el sitio en el que mejor te sientes desde hace años. Y ella ladea la cabeza en tu hombro y el olor de su pelo perdona tu pasado. Y comprendes que un bolero es la manera de apagar la sed con esa melena río abajo de la mujer cuya respiración redunda en la tuya. Te confieso, amigo mío, que un bolero fue la primera vez que mi corazón fue una lengua. «Haces que me sienta en casa», le dije. Y ella me contestó en el cuerpo apretando sus puños contra mi pecho. ¡Dios!, te juro, muchacho, que era la primera vez que me encontraban el corazón sin un radar. Y aquella mujer y yo deambulamos suavemente al tacto hacia el sitio donde la luz era una aguada y entonces, ¡Dios!, ¿sabes, maldita sea?, entonces nos encontramos en nuestras bocas el inolvidable contrabando de un beso. Y le dije: «Cogerás frío si cesa el bolero». Y dijo ella: «Soy una mujer entre corrientes». Y un latigazo de su melena nos devolvió donde la luz casi era leña ardiendo y nuestros pies se mezclaron con los pies de la otra gente mientras a nuestra espalda se cerraba suavemente la estela de nuestros pobres corazones aturdidos de angustia y esa vaga esperanza que inunda a las personas solitarias que se conforman con haber vivido unos pocos minutos en los brazos de alguien que llevaba tiempo deshabitado y que también necesitaba de una pareja en cuyo cuerpo resbalar aprovechando la dulce mucosa de un bolero.

José Luis Alvite

viernes, 11 de abril de 2008



Fuera de ley,

mi corazón

a saltos va en su desazón.

Ya muerde acá,

sucumbe allí,

cazando allá,

cazando aquí.

Donde lo intente yo dejar

mi corazón no se ha de estar.

Donde lo deba yo poner

mi corazón no ha de querer.

Cuando le diga yo que sí,

dirá que no, contrario a mí.

Bravo león,

mi corazón

tiene apetitos, no razón.


Alfonsina Storni

domingo, 23 de marzo de 2008


Esa mujer se parecía a la palabra nunca,

desde la nuca le subía un encanto particular

una especie de olvido donde guardar los ojos,

esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención

pero ella invadía como el amor, como la noche,

las últimas señales que hice para el otoño

se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,

caían a pedazos la furia, la tristeza,

la señora llovía dulcemente

sobre mis huesos parados en la soledad.

Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,

con un cuchillo brusco me maté,

voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,

él moverá mi boca por la última vez.

Juan Gelman

El encuentro erótico comienza con la visión del cuerpo deseado. Vestido o desnudo, el cuerpo es una presencia: una forma que, por un instante, es todas las formas del mundo. Apenas abrazamos esa forma, dejamos de percibirla como presencia y la asimos como una materia concreta, palpable, que cabe en nuestros brazos y que, no obstante, es ilimitada. Al abrazar a la presencia, dejamos de verla y ella misma deja de ser presencia. Dispersión del cuerpo deseado: vemos sólo unos ojos que nos miran, una garganta iluminada por la luz de una lámpara y pronto vuelta a la noche, el brillo de un muslo, la sombra que desciende del ombligo al sexo. Cada uno de estos fragmentos ve por sí solo pero alude a la totalidad del cuerpo. Ese cuerpo que, de pronto, se ha vuelto infinito.


Octavio paz. La llama doble

“Y sentí intensamente el paso del tiempo. No el tiempo de las nubes y del sol y de la lluvia ni del paso de las estrellas adorno de la noche, no el tiempo de las primaveras dentro del tiempo de las primaveras, no el tiempo de los otoños dentro del tiempo de lo otoños, no el que pone las hojas a las ramas o el que las arranca, no el que riza y desriza y colorea las flores, sino el tiempo dentro de mí, el tiempo que no se ve y nos va amasando. El que rueda y rueda dentro del corazón y le hace rodar con él y nos va cambiando por dentro y por fuera y poco a poco nos va haciendo tal y como seremos el último día.”

...