El catecismo me enseñó, en la infancia a hacer el bien por conveniencia y a no hacer el mal por miedo. Me amenazaban con el infierno, y me prometian el cielo; y yo temía y creía.
Han pasado los años. Ya no temo ni creo. Y en todo caso pienso, si merezco ser asado en la parrilla, a eterno fuego lento, que así sea. así me salvaré del purgatorio, que estará lleno de terribles turistas de clase media.
Sinceramente, merecer, merezco. Nunca he matado a nadie, es verdad, pero ha sido por falta de coraje o de tiempo y no por falta de ganas. No voy a misa los domingos, ni en fiesta de guardar.... Y por si fuera poco poco, con premeditacion y alevosia he cometido el acto del amor sin el noble proposito de reproducir . Yo bien se que el pecado carnal está mal visto en el alto cielo; pero sospecho que Dios condena lo que ignora.
(Galeano)