Porqué no soy budista...
Amo el
deseo, el estado de necesidad y de saber
adquirir;
construir un reino en el alma
requiere
del deseo. Amo las cosas que anhelo:
tú en tu
bata de baño sin amarrar, las lenguas de efectivo que cuelgan
de mi
billetera; y amo lo que quiero: ropa,
casas,
redenciones. ¿Acaso un traje nuevo color malva
equivale
a Dios? Oh, no, el deseo tiene jerarquías. Perder
una pluma
amada no es igual a perder la fe. El deseo pertinaz
por un
pastel de nuez es menos apremiante que la muerte,
pero
el pastel en su plato adquiere un significado,
incluso
cuando el amor peligra y ya nada importa.
Para mi
madre, salud, para mi hermana, desposeída,
entereza.
Pero ¿por qué el deseo es sufrimiento?
¿Por qué
la carencia deja al mundo en harapos?
¿De qué
otra manera si no en harapos debe estar el mundo?
Una casa
con un portal rodeado de columnas en lo alto sobre un lago.
Ten, aquí
está tu dinero. Un rostro amado en agonía,
el
espíritu se ha marchado. Ten, usa mis harapos de amor.
Molly
Peacock