"Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo quietecita en la vitrina, sino siempre la asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día" F.Savater
domingo, 27 de diciembre de 2015
martes, 15 de diciembre de 2015
.............
“Tú puedes escribirme en
la historia
con tus amargas, torcidas mentiras,
puedes aventarme al fango
y aún así, como el polvo… me levanto.
con tus amargas, torcidas mentiras,
puedes aventarme al fango
y aún así, como el polvo… me levanto.
¿Mi descaro te molesta?
¿Porqué estás ahí quieto, apesadumbrado?
Porque camino
como si fuera dueña de pozos petroleros
bombeando en la sala de mi casa…
¿Porqué estás ahí quieto, apesadumbrado?
Porque camino
como si fuera dueña de pozos petroleros
bombeando en la sala de mi casa…
Como lunas y como soles,
con la certeza de las mareas,
como las esperanzas brincando alto,
así… yo me levanto.
con la certeza de las mareas,
como las esperanzas brincando alto,
así… yo me levanto.
¿Me quieres ver
destrozada?
cabeza agachada y ojos bajos,
hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.
cabeza agachada y ojos bajos,
hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.
¿Mi arrogancia te ofende?
No lo tomes tan a pecho,
Porque yo río como si tuviera minas de oro
excavándose en el mismo patio de mi casa.
No lo tomes tan a pecho,
Porque yo río como si tuviera minas de oro
excavándose en el mismo patio de mi casa.
Puedes dispararme con
tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, me levanto.
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, me levanto.
¿Mi sensualidad te
molesta?
¿Surge como una sorpresa
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?
De las barracas de
vergüenza de la historia
yo me levanto
desde el pasado enraizado en dolor
yo me levanto
soy un negro océano, amplio e inquieto,
manando
me extiendo, sobre la marea,
dejando atrás noches de temor, de terror,
me levanto,
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindado los regalos legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.”
yo me levanto
desde el pasado enraizado en dolor
yo me levanto
soy un negro océano, amplio e inquieto,
manando
me extiendo, sobre la marea,
dejando atrás noches de temor, de terror,
me levanto,
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindado los regalos legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.”
Maya Angelou...........
La excelencia
"
La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando
actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes,
realizando actos de valentía "
Aristóteles
Aristóteles
adivina
ADIVINA
Lo que es impalpable
pero
pesa
lo que es sin rostro
pero
hiere
lo que es invisible
pero
duele.
Lo que es impalpable
pero
pesa
lo que es sin rostro
pero
hiere
lo que es invisible
pero
duele.
Orides de Lourdes Teixeira Fontela
lunes, 23 de noviembre de 2015
sábado, 21 de noviembre de 2015
Pandero...
Con
palabras usadas, gastadas por el tiempo y la costumbre, cuyo último temblor ya
no se siente.
Con palabras, como sueños, quemadas por la vida, esta noche de lluvia hablo contigo, trato de hablar al menos, ligeramente ebrio, construyendo cada sílaba en el país de nunca jamás, y sintiendo esa repentina lucidez con la que, de pronto, rompemos la rutina de ser y conocemos, sintiendo, digo, esa rara sensación, distante y desangrada, del whisky, de la noche y el silencio, de la entusiasta desesperación con que aceptamos la derrota, de ese vértigo, a veces, sólo a veces, tuyo y mío, donde morimos sonriendo con los ojos abiertos.
Sintiendo lo poco que es un beso al fondo de tu lengua, o tus ojos mirándose en los míos, o nuestras manos unidas en el aire, recorriendo un museo de aceptados fracasos.
Desfilan, batallón desolado de fantasmas, nombres y nombres con distinto eco.
Pretendemos, con abolidos rostros, fechas caducadas, ciudades imposibles, contestar una vieja pregunta cuya respuesta sólo la muerte ya conoce.
Años y años, voluntarios exilios de seres y países, los hijos que no quise tener, los que tú sí tuviste, el temblor del deseo que aún guardas en tu piel, mi repetido navegar de cama en cama, se reúnen y afirman su destino frente a la ceremonia del amanecer.
Y todo lo sabemos y está escrito en tus ojos, sin embargo hoy, este día con sol, -tan raro en Bogotá- de finales de julio, de algún año cualquiera, te propongo mi amor, sé que tú aceptarás, con palabras usadas, te propongo mentirnos.
Pasada ya la noche, quietos frente al espejo, mientras yo me afeito y tú te pintas los labios, te propongo mi amor, decir que nos queremos.
Decir -y son tan sólo ejemplos- "hoy existe la vida por nosotros" o "tú no te morirás nunca" o, tal vez, "aún hay noches y noches que esperan nuestros abrazos, ese especial calor de dormir abrazados".
Olvidando, tratando de olvidar nuestro pasado, ignorando el futuro, sin duda inalcanzable, con palabras gastadas, decir y repetir -es otro ejemplo- "gracias mi amor por haber existido".
Al menos por un rato -a nadie molestamos- con palabras usadas mentirnos y mentirnos, mentirnos contra el tiempo, despreciar su victoria.
Envío:
te dejo este poema confuso, absurdo, largo, para que tú lo tengas como un pañuelo viejo a los pies de tu cama, para que tú lo tengas, y un día te lo encuentres, confuso, absurdo, largo, un día como éste -cuando ya no estaremos- y recuerdes, debajo de la ducha, que alguna vez te quise -mentiras y mentiras- que alguna vez te quise -era un día de julio- con palabras usadas, como un disco rayado, que recuerdes, mi amor, esta letra de tango.
Con palabras, como sueños, quemadas por la vida, esta noche de lluvia hablo contigo, trato de hablar al menos, ligeramente ebrio, construyendo cada sílaba en el país de nunca jamás, y sintiendo esa repentina lucidez con la que, de pronto, rompemos la rutina de ser y conocemos, sintiendo, digo, esa rara sensación, distante y desangrada, del whisky, de la noche y el silencio, de la entusiasta desesperación con que aceptamos la derrota, de ese vértigo, a veces, sólo a veces, tuyo y mío, donde morimos sonriendo con los ojos abiertos.
Sintiendo lo poco que es un beso al fondo de tu lengua, o tus ojos mirándose en los míos, o nuestras manos unidas en el aire, recorriendo un museo de aceptados fracasos.
Desfilan, batallón desolado de fantasmas, nombres y nombres con distinto eco.
Pretendemos, con abolidos rostros, fechas caducadas, ciudades imposibles, contestar una vieja pregunta cuya respuesta sólo la muerte ya conoce.
Años y años, voluntarios exilios de seres y países, los hijos que no quise tener, los que tú sí tuviste, el temblor del deseo que aún guardas en tu piel, mi repetido navegar de cama en cama, se reúnen y afirman su destino frente a la ceremonia del amanecer.
Y todo lo sabemos y está escrito en tus ojos, sin embargo hoy, este día con sol, -tan raro en Bogotá- de finales de julio, de algún año cualquiera, te propongo mi amor, sé que tú aceptarás, con palabras usadas, te propongo mentirnos.
Pasada ya la noche, quietos frente al espejo, mientras yo me afeito y tú te pintas los labios, te propongo mi amor, decir que nos queremos.
Decir -y son tan sólo ejemplos- "hoy existe la vida por nosotros" o "tú no te morirás nunca" o, tal vez, "aún hay noches y noches que esperan nuestros abrazos, ese especial calor de dormir abrazados".
Olvidando, tratando de olvidar nuestro pasado, ignorando el futuro, sin duda inalcanzable, con palabras gastadas, decir y repetir -es otro ejemplo- "gracias mi amor por haber existido".
Al menos por un rato -a nadie molestamos- con palabras usadas mentirnos y mentirnos, mentirnos contra el tiempo, despreciar su victoria.
Envío:
te dejo este poema confuso, absurdo, largo, para que tú lo tengas como un pañuelo viejo a los pies de tu cama, para que tú lo tengas, y un día te lo encuentres, confuso, absurdo, largo, un día como éste -cuando ya no estaremos- y recuerdes, debajo de la ducha, que alguna vez te quise -mentiras y mentiras- que alguna vez te quise -era un día de julio- con palabras usadas, como un disco rayado, que recuerdes, mi amor, esta letra de tango.
Saramago
...Leyendo
se acaba sabiendo de todo, Yo también leo, Por tanto algo sabrás, Ahora ya no
estoy tan segura, Entonces tendrás que leer de otra manera, Cómo, No sirve la
misma forma para todos, cada uno inventa la suya, la suya propia, hay quien se
pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se
quedan pegados a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras
puestas atravesando la corriente de un río, Si están allí es para que podamos
llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa... A no ser que esos
tales ríos no tengan dos orillas sino muchas, que cada persona que lea sea,
ella, su propia orilla, y que sea suya la orilla a la que tendrá que llegar.
Paul Auster
"Vagabundeé
mentalmente durante varias semanas, buscando la manera de empezar. Toda vida es
inexplicable me repetía. Por muchos hechos que cuenten; por muchos datos que se
muestren, lo esencial se resiste a ser contado. Decir que fulanito nació aquí y
fue allá; que hizo esto y aquello, que se casó con esta mujer y tuvo estos
hijos, que vivió, que murió, que dejó tras de sí estos libros o esta batalla o
ese puente, nada de eso nos dice mucho. Todos queremos que nos cuenten
historias, y las escuchamos del mismo modo que las escuchábamos de niños. Nos
imaginamos la verdadera historia dentro de las palabras y para hacer esto
sustituimos a la persona del relato, fingiendo que podemos entenderle porque
nos entendemos a nosotros mismos. Esto es una superchería. Existimos para
nosotros mismos, quizá, y a veces incluso vislumbramos quiénes somos, pero al
final nunca podemos estar seguros, y mientras nuestras vidas continúan; nos
volvemos cada vez más opacos; más y más conscientes de nuestra propia
incoherencia. Nadie puede cruzar la frontera que lo separa del otro por la
sencilla razón de que nadie puede tener acceso a si mismo."
sábado, 31 de octubre de 2015
Acuérdate...
" Acuérdate de tu padre y de tu
madre, y de tu primera mentira cuyo indiscreto olor se arrastra por tu memoria.
Acuérdate de tu primer insulto a los que te engendraron: la semilla del orgullo quedó sembrada, resplandeció la fisura quebrando la unidad de la noche.
Acuérdate de los anocheceres de terror en los que el pensamiento de la nada te arañaba el vientre, y volvía sin cesar para picotearte como un buitre; acuérdate también de las mañanas de sol en el cuarto.
Acuérdate de la noche de liberación en la que, al caer tu cuerpo suelto como un velamen, respiraste un poco del aire incorruptible; acuérdate también de los animales pegajosos que te han vuelto a aprisionar.
Acuérdate de las magias, de los venenos y de los sueños tenaces –querías ver, te tapabas ambos ojos para ver, pero no sabías abrir el otro.
Acuérdate de tus cómplices y de los fraudes en común y de ese gran deseo de salir de la jaula.
Acuérdate del día en que desgarraste la tela y te apresaron vivo, inmovilizado ahí mismo en la batahola de bataholas de las ruedas que giran sin girar, contigo adentro, cogido siempre por el mismo instante inmóvil, repetido, repetido, y el tiempo no daba sino una vuelta, todo giraba en tres sentidos innumerables, el tiempo se cerraba al revés ( y los ojos de carne sólo veían un sueño, sólo existía el silencio devorador, las palabras eran pieles secas, y el ruido, el sí, el ruido, el no, el alarido visible y negro de la máquina te negaba), el grito silencioso "Yo soy" que el hueso oye, por el cual muere la piedra, por el cual cree morir lo que nunca fue. Y tú no renacías a cada instante sino para ser negado por el gran círculo sin límites, todo pureza, todo centro, todo pureza salvo tú mismo.
Y acuérdate de los días que siguieron, cuando marchabas como un cadáver hechizado, con la certidumbre de ser devorado por el infinito, de ser aniquilado por la existencia única de lo Absurdo.
Y acuérdate sobre todo del día en que querías arrojarlo todo, de cualquier modo. Pero un guardián vigilaba en tu noche, vigilaba mientras dormías, te hizo tocar tu propia carne, te hizo recordar a los tuyos, te hizo recoger tus andrajos.
Acuérdate de tu guardián.
Acuérdate del hermoso espejismo de los conceptos, y de las palabras conmovedoras, palacio de espejos construido en un sótano. Y acuérdate del hombre que vino y lo rompió todo, te tomó con su tosca mano, te arrancó de tus sueños y te obligó a sentarte sobre las espinas del pleno día. Y acuérdate de que no sabes recordar.
Acuérdate de que todo se paga, acuérdate de tu felicidad, pero cuando te trituraron el corazón, era ya demasiado tarde para pagar por adelantado.
Acuérdate del amigo que te tendía su razón para recoger tus lágrimas brotadas de la fuente helada que violaba el sol de primavera.
Acuérdate de que el amor triunfó cuando ella y tú supisteis someteros a su fuego ansioso, rogando morir en la misma llama.
Pero acuérdate de que el amor no es de nadie, de que en tu corazón de carne no hay nadie, de que el sol no pertenece a nadie, ruborízate al contemplar el cenegal de tu corazón.
Acuérdate de las mañanas en que la gracia era como una vara amenazadora que te conducía, sumiso, a través de tus jornadas, ¡bienaventurado el ganado bajo el yugo!
Y acuérdate de que entre sus dedos entumecidos tu pobre memoria dejó escapar el pez de oro.
Acuérdate de los que te dicen: acuérdate. Acuérdate de la voz que te decía: no caigas. Y acuérdate del placer equívoco de la caída.
Acuérdate, pobre memoria mía, de las dos caras de la medalla. Y de su metal único. "
Acuérdate de tu primer insulto a los que te engendraron: la semilla del orgullo quedó sembrada, resplandeció la fisura quebrando la unidad de la noche.
Acuérdate de los anocheceres de terror en los que el pensamiento de la nada te arañaba el vientre, y volvía sin cesar para picotearte como un buitre; acuérdate también de las mañanas de sol en el cuarto.
Acuérdate de la noche de liberación en la que, al caer tu cuerpo suelto como un velamen, respiraste un poco del aire incorruptible; acuérdate también de los animales pegajosos que te han vuelto a aprisionar.
Acuérdate de las magias, de los venenos y de los sueños tenaces –querías ver, te tapabas ambos ojos para ver, pero no sabías abrir el otro.
Acuérdate de tus cómplices y de los fraudes en común y de ese gran deseo de salir de la jaula.
Acuérdate del día en que desgarraste la tela y te apresaron vivo, inmovilizado ahí mismo en la batahola de bataholas de las ruedas que giran sin girar, contigo adentro, cogido siempre por el mismo instante inmóvil, repetido, repetido, y el tiempo no daba sino una vuelta, todo giraba en tres sentidos innumerables, el tiempo se cerraba al revés ( y los ojos de carne sólo veían un sueño, sólo existía el silencio devorador, las palabras eran pieles secas, y el ruido, el sí, el ruido, el no, el alarido visible y negro de la máquina te negaba), el grito silencioso "Yo soy" que el hueso oye, por el cual muere la piedra, por el cual cree morir lo que nunca fue. Y tú no renacías a cada instante sino para ser negado por el gran círculo sin límites, todo pureza, todo centro, todo pureza salvo tú mismo.
Y acuérdate de los días que siguieron, cuando marchabas como un cadáver hechizado, con la certidumbre de ser devorado por el infinito, de ser aniquilado por la existencia única de lo Absurdo.
Y acuérdate sobre todo del día en que querías arrojarlo todo, de cualquier modo. Pero un guardián vigilaba en tu noche, vigilaba mientras dormías, te hizo tocar tu propia carne, te hizo recordar a los tuyos, te hizo recoger tus andrajos.
Acuérdate de tu guardián.
Acuérdate del hermoso espejismo de los conceptos, y de las palabras conmovedoras, palacio de espejos construido en un sótano. Y acuérdate del hombre que vino y lo rompió todo, te tomó con su tosca mano, te arrancó de tus sueños y te obligó a sentarte sobre las espinas del pleno día. Y acuérdate de que no sabes recordar.
Acuérdate de que todo se paga, acuérdate de tu felicidad, pero cuando te trituraron el corazón, era ya demasiado tarde para pagar por adelantado.
Acuérdate del amigo que te tendía su razón para recoger tus lágrimas brotadas de la fuente helada que violaba el sol de primavera.
Acuérdate de que el amor triunfó cuando ella y tú supisteis someteros a su fuego ansioso, rogando morir en la misma llama.
Pero acuérdate de que el amor no es de nadie, de que en tu corazón de carne no hay nadie, de que el sol no pertenece a nadie, ruborízate al contemplar el cenegal de tu corazón.
Acuérdate de las mañanas en que la gracia era como una vara amenazadora que te conducía, sumiso, a través de tus jornadas, ¡bienaventurado el ganado bajo el yugo!
Y acuérdate de que entre sus dedos entumecidos tu pobre memoria dejó escapar el pez de oro.
Acuérdate de los que te dicen: acuérdate. Acuérdate de la voz que te decía: no caigas. Y acuérdate del placer equívoco de la caída.
Acuérdate, pobre memoria mía, de las dos caras de la medalla. Y de su metal único. "
RENE
DAUMAL
domingo, 27 de septiembre de 2015
pendiente el autor....
Brevedad
y encantamientos.
" Yo ya no sé si esta anécdota corresponde al maravilloso escritor que fue Jorge Luis Borges o si el que me la contó ( no recuerdo quién ) se la atribuyó a él sin mas contemplaciones. En cualquier caso, creo que Borges hacía bromas con su ceguera. Y esta anécdota, sea verdadera o no, merece salvarse del olvido.
- Cuando fui a cruzar la Avenida 18 de julio en Buenos aires- acaso tres o cuatro veces más ancha que la de la Castellana en Madrid- anduve buscando a tientas ayuda y al fin encontré otra mano. Cogido de esa mano amiga crucé la ancha avenida, escuchando los claxons y el zumbido de los automóviles. Una vez cruzado, ya en la otra acera, alguien se desprendió de mi mano y me dijo : "Muchas gracias".
" Yo ya no sé si esta anécdota corresponde al maravilloso escritor que fue Jorge Luis Borges o si el que me la contó ( no recuerdo quién ) se la atribuyó a él sin mas contemplaciones. En cualquier caso, creo que Borges hacía bromas con su ceguera. Y esta anécdota, sea verdadera o no, merece salvarse del olvido.
- Cuando fui a cruzar la Avenida 18 de julio en Buenos aires- acaso tres o cuatro veces más ancha que la de la Castellana en Madrid- anduve buscando a tientas ayuda y al fin encontré otra mano. Cogido de esa mano amiga crucé la ancha avenida, escuchando los claxons y el zumbido de los automóviles. Una vez cruzado, ya en la otra acera, alguien se desprendió de mi mano y me dijo : "Muchas gracias".
lunes, 14 de septiembre de 2015
domingo, 13 de septiembre de 2015
.....
No sé de qué manera
entras
al territorio secreto
que me habita
Mientras caminas
—Como reconociéndome —
destellos de junio pueblan mi mirada
Te dejo recorrerme
Te cuento mis secretos
Te envuelvo con mi risa
Sé que vas de paso
No te detendré
entras
al territorio secreto
que me habita
Mientras caminas
—Como reconociéndome —
destellos de junio pueblan mi mirada
Te dejo recorrerme
Te cuento mis secretos
Te envuelvo con mi risa
Sé que vas de paso
No te detendré
María Clara González de Urbina
Y
ASUNTOS CIRCUNSTANCIALES
Cada noche cuando saco una píldora y me la trago tengo
irremediablemente
que pensar en ti
y al secarme la cara o mojarme los ojos para disimular un tanto las
ojeras
te vuelvo a pensar
aún evitando distracciones
no puedo dejar de escuchar tus pasos derrumbando el universo
no puedo dejar de latir.
Cada noche soy y me reconozco
debajo de las sábanas
debajo de la insistencia de volver a soñar y dormir tranquila
-sin baños termales-
sin necesidad de recontar a las noventa y una ovejas y tener,
al mismo tiempo,
que pedirle permiso al pastor
yo no soy quien para ser más
ni menos
soy la exacta imagen del espejo, pero al revés
y también descontando los segundos que fui cayendo
y tú no te atreviste a tropezar conmigo
cada noche trato de hilar la maraña que fui y que seré
si a un buen plazo puedo saldar las distancias
inimaginables, es cierto,
pero posibles de enhebrar con un poco de esperanza
aún no caigo en el juego y ya estoy aterrada hasta la última carta
hasta la última hoguera que quizás nunca prenderé
lo he dicho y no hay remedio para tratar de impedirlo
a cada noche su píldora, a cada mujer
su madrugada.
Cada noche cuando saco una píldora y me la trago tengo
irremediablemente
que pensar en ti
y al secarme la cara o mojarme los ojos para disimular un tanto las
ojeras
te vuelvo a pensar
aún evitando distracciones
no puedo dejar de escuchar tus pasos derrumbando el universo
no puedo dejar de latir.
Cada noche soy y me reconozco
debajo de las sábanas
debajo de la insistencia de volver a soñar y dormir tranquila
-sin baños termales-
sin necesidad de recontar a las noventa y una ovejas y tener,
al mismo tiempo,
que pedirle permiso al pastor
yo no soy quien para ser más
ni menos
soy la exacta imagen del espejo, pero al revés
y también descontando los segundos que fui cayendo
y tú no te atreviste a tropezar conmigo
cada noche trato de hilar la maraña que fui y que seré
si a un buen plazo puedo saldar las distancias
inimaginables, es cierto,
pero posibles de enhebrar con un poco de esperanza
aún no caigo en el juego y ya estoy aterrada hasta la última carta
hasta la última hoguera que quizás nunca prenderé
lo he dicho y no hay remedio para tratar de impedirlo
a cada noche su píldora, a cada mujer
su madrugada.
Rocío Silva Santisteban
miércoles, 9 de septiembre de 2015
Ay...
Hay objetos que no viajan
nunca. Permanecen así, inmunes al olvido y a las más arduas labores que imponen
el uso y el tiempo. Se detienen en una eternidad hecha de instantes
paralelos que entretejen la nada y la costumbre. Esta condición singular los
coloca al margen de la marea y la fiebre de la vida. No los visita la duda ni
el espanto y la vegetación que los vigila es apenas una tenue huella de su vana
duración "
Álvaro Mutis ( 1923-2013 )
Álvaro Mutis ( 1923-2013 )
lunes, 7 de septiembre de 2015
miércoles, 2 de septiembre de 2015
martes, 1 de septiembre de 2015
En recuerdo....Wayne Dyer
Puedes mirarte a ti
mismo con ojos nuevos y abrirte a nuevas experiencias que nunca llegaste a
pensar que podrían estar dentro de tus posibilidades como ser humano, o puedes
seguir haciendo las mismas cosas, de la misma manera, hasta que te entierren.
Tú eres quien determina lo que vales
sin necesidad de dar explicaciones a nadie. Y tu propio valor que es un hecho
en sí no tiene nada que ver con tu comportamiento ni con tus sentimientos.
Sólo los fantasmas se
revuelcan en el pasado, explicándose a si mismos con descripciones basadas en
sus vidas ya pasadas. Tú eres lo que eliges ser hoy en día, no lo que antes
elegiste ser.
No puedes crecer y desarrollarte si
sabes las contestaciones antes de que siquiera te hayan hecho las preguntas.
Acercándonos a otra persona con amor en
el corazón, sin pedir nada sino tan sólo ofreciendo ese amor, creamos
relaciones milagrosas.
La fusión de dos personas en una da
como resultado dos medias personas.
¿Cómo
puedes dar amor si no vales nada? ¿Qué valor tendría tu amor? Y si no puedes
dar amor, tampoco puedes recibirlo. Después de todo, ¿Qué valor puede tener el
amor que se le da a una persona que no vale nada? El estar enamorado, el poder
dar y recibir, todas esas cosas empiezan con un ser que es capaz de amarse
totalmente a sí mismo.
La postergación como forma de vida es
una de las técnicas que puedes usar para evitar el hacer las cosas. Un no
hacedor es a menudo un crítico, esto es, alguien que se echa para atrás y mira
cómo los demás hacen cosas, y luego elucubra conceptos filosóficos sobre cómo
están haciendo las cosas los hacedores. Es muy fácil ser crítico, pero ser un
hacedor requiere esfuerzo, riesgos y cambios.
Wayne Dyer....
Queridos amigos,
Hoy nuestros corazones están llenos de amor y de tristeza mientras lloramos por la pérdida de Wayne Dyer, quien falleció mientras dormía en la noche del sábado.
Wayne era conocido en todo el mundo como un verdadero maestro, autor de best-sellers, y un hombre que inspiró a miles de personas a ir más allá de las limitaciones y a cumplir sus más profundas intenciones de amor, felicidad, éxito, salud y paz.
Wayne ha sido un amigo cercano de la familia Chopra durante muchos años, y fue una gran parte del Centro Chopra para el Bienestar, donde fue invitado especial en distintas oportunidades.
Él hablaba desde el corazón, y nos tocó con la profundidad de su amor, su sabiduría, su sinceridad, su humildad y su bondad.
Hay muchas historias de gente que cuenta como salvo su vida ayudándoles a encontrar la luz y el coraje cuando estaban en su punto más bajo.
Él también tenía un maravilloso sentido del humor, deleitándose en bromas y encontrando la alegría en la conexión, la enseñanza, y la vida.
Sentimos que la muerte de Wayne es una gran pérdida, sin embargo, sabemos que él veía la muerte del cuerpo físico como un retorno a la fuente, al amor puro.
El escribió, "Antes de emerger hacia una forma, éramos parte de Dios, con todas las cualidades inherentes de un Creador que nos envía con abundancia, creatividad, amor, paz, alegría y bienestar.
Todos y cada uno de nosotros representamos a Dios o al Espíritu que se revela a sí mismo en nuestro planeta.
Recuerda que tu vida es más grande que tú, y dedícala a algo que refleje la conciencia de tu Divinidad”.
Siendo joven, Wayne leyó el cuento de León Tolstoi "La muerte de Iván Ilich", sobre un hombre que llega al final de su vida y se lamenta preguntando: "¿Qué pasa si toda mi vida estuvo mal?"
Wayne estaba profundamente conmovido y sacudido por la historia, y él mismo escribió una nota que decía:
"Querido Wayne, no mueras con tu música aún dentro de ti."
Él decía que había vivido toda su vida con esa intención. Todos nosotros hemos sido bendecidos gracias a que Wayne ha compartido su música, su amor y su sabiduría.
Su canción divina seguirá sonando en el universo, tocando nuestros corazones y espíritus por toda la eternidad.
Con amor y gratitud por el cariño que todos compartimos,
Deepak Chopra y el Centro Chopra
Recordando...
lunes, 31 de agosto de 2015
YO? te acostumbraste?.
Sé que la gente se acostumbra. Pero no debería.
La gente se acostumbra a vivir en un apartamento interior
y a no tener otra vista que no sea las ventanas de alrededor.
Y como no tiene vistas, luego se acostumbra a no mirar hacia afuera.
Y como no mira hacia afuera luego se acostumbra a no abrir de todo las cortinas.
Y como no abre las cortinas luego se acostumbra a encender más pronto la luz.
Y a medida que se acostumbra, olvida el sol, olvida el aire, olvida la amplitud.
La gente se acostumbra a levantarse por la mañana sobresaltado porque es la hora.
A tomar el café corriendo porque va atrasado.
A leer la prensa en el autobús porque no puede perder el tiempo del viaje.
A comer un sandwich porque no hay tiempo para almorzar.
A salir del trabajo porque ya es de noche.
A dormitar en el autobús porque está cansado.
A acostarse temprano y dormir profundo sin haber disfrutado el día.
La gente se acostumbra a abrir el periódico y a leer sobre la guerra.
Y aceptando la guerra, acepta los muertos y que haya una cifra de muertos.
Y aceptando la cifra acepta no creer en las negociaciones de paz,
acepta leer todo el día sobre guerra, sobre cifras, sobre su larga duración.
La gente se acostumbra a esperar el día entero y escuchar al teléfono: hoy no puedo ir.
A sonreír a la gente sin recibir una sonrisa de vuelta.
A ser ignorado cuando necesitaba tanto ser visto.
La gente se acostumbra a pagar por todo lo que desea y necesita.
A luchar para ganar el dinero con qué pagar.
Y a ganar menos de lo que necesita.
Y a hacer colas para pagar.
Y a pagar más de lo que las cosas valen.
Y a saber que cada vez pagará más.
Y a buscar más trabajo, para ganar más dinero, para tener con qué pagar en las colas en las que se cobra.
La gente se acostumbra a andar por la calle y ver carteles
A abrir las revistas y ver anuncios.
A encender al television y ver publicidad.
A ir al cine y engullir anuncios.
A ser instigado, conducido, desnortado, lanzado a la infinita catarata de productos.
La gente se acostumbra a la polución.
A las salas cerradas con aire acondicionado y olor a cigarro.
A la luz artificial con su ligero temblor.
Al choque de los ojos con la luz natural.
A las bacterias del agua potable.
A la contaminación del agua del mar,
A la lenta muerte de los ríos.
Se acostumbra a no oír los pájaros, ni el gallo de madrugada, a temer la hidrofobia de los perros,
a no coger la fruta a pie del árbol, a no tener ni siquiera una planta.
La gente se acostumbra a demasiadas cosas para no sufrir.
En dosis pequeñas, intentando no percibir, se va apartando un dolor de aquí,
un resentimiento de allí, una revuelta allá.
Si el cine está lleno la gente se sienta en primera fila y tuerce un poco el cuello.
Si la playa está contaminada la gente solo moja los pies y suda en el resto del cuerpo.
Si el trabajo es duro la gente se consuela pensando en el fin de semana.
Y si el fin de semana no hay mucho que hacer la gente se acuesta temprano
y aún queda satisfecho porque siempre tiene sueño atrasado.
La gente se acostumbra para no rallarse en la aspereza, para preservar la piel,
Se acostumbra para evitar heridas, sangrados, para esquivarse
de la faca, de la bayoneta, para proteger el pecho.
La gente se acostumbra para proteger la vida que poco a poco se gasta y, que
de tanto acostumbrarse, se pierde de sí misma.
La gente se acostumbra a vivir en un apartamento interior
y a no tener otra vista que no sea las ventanas de alrededor.
Y como no tiene vistas, luego se acostumbra a no mirar hacia afuera.
Y como no mira hacia afuera luego se acostumbra a no abrir de todo las cortinas.
Y como no abre las cortinas luego se acostumbra a encender más pronto la luz.
Y a medida que se acostumbra, olvida el sol, olvida el aire, olvida la amplitud.
La gente se acostumbra a levantarse por la mañana sobresaltado porque es la hora.
A tomar el café corriendo porque va atrasado.
A leer la prensa en el autobús porque no puede perder el tiempo del viaje.
A comer un sandwich porque no hay tiempo para almorzar.
A salir del trabajo porque ya es de noche.
A dormitar en el autobús porque está cansado.
A acostarse temprano y dormir profundo sin haber disfrutado el día.
La gente se acostumbra a abrir el periódico y a leer sobre la guerra.
Y aceptando la guerra, acepta los muertos y que haya una cifra de muertos.
Y aceptando la cifra acepta no creer en las negociaciones de paz,
acepta leer todo el día sobre guerra, sobre cifras, sobre su larga duración.
La gente se acostumbra a esperar el día entero y escuchar al teléfono: hoy no puedo ir.
A sonreír a la gente sin recibir una sonrisa de vuelta.
A ser ignorado cuando necesitaba tanto ser visto.
La gente se acostumbra a pagar por todo lo que desea y necesita.
A luchar para ganar el dinero con qué pagar.
Y a ganar menos de lo que necesita.
Y a hacer colas para pagar.
Y a pagar más de lo que las cosas valen.
Y a saber que cada vez pagará más.
Y a buscar más trabajo, para ganar más dinero, para tener con qué pagar en las colas en las que se cobra.
La gente se acostumbra a andar por la calle y ver carteles
A abrir las revistas y ver anuncios.
A encender al television y ver publicidad.
A ir al cine y engullir anuncios.
A ser instigado, conducido, desnortado, lanzado a la infinita catarata de productos.
La gente se acostumbra a la polución.
A las salas cerradas con aire acondicionado y olor a cigarro.
A la luz artificial con su ligero temblor.
Al choque de los ojos con la luz natural.
A las bacterias del agua potable.
A la contaminación del agua del mar,
A la lenta muerte de los ríos.
Se acostumbra a no oír los pájaros, ni el gallo de madrugada, a temer la hidrofobia de los perros,
a no coger la fruta a pie del árbol, a no tener ni siquiera una planta.
La gente se acostumbra a demasiadas cosas para no sufrir.
En dosis pequeñas, intentando no percibir, se va apartando un dolor de aquí,
un resentimiento de allí, una revuelta allá.
Si el cine está lleno la gente se sienta en primera fila y tuerce un poco el cuello.
Si la playa está contaminada la gente solo moja los pies y suda en el resto del cuerpo.
Si el trabajo es duro la gente se consuela pensando en el fin de semana.
Y si el fin de semana no hay mucho que hacer la gente se acuesta temprano
y aún queda satisfecho porque siempre tiene sueño atrasado.
La gente se acostumbra para no rallarse en la aspereza, para preservar la piel,
Se acostumbra para evitar heridas, sangrados, para esquivarse
de la faca, de la bayoneta, para proteger el pecho.
La gente se acostumbra para proteger la vida que poco a poco se gasta y, que
de tanto acostumbrarse, se pierde de sí misma.
"Eu sei, mas não devia". Marina Colasanti.
...
En el acto ingenuo
de tropezar dos
veces
con la misma piedra
algunos perciben
tozudez
Yo me limito a
comprobar
la persistencia de
las piedras
el hecho insólito
de que permanezcan
en el mismo lugar
después de haber
herido a alguien.
Cómo saben?
Una niña indígena perseguía al director del equipo, silenciosa sombra pegada a su cuerpo, y lo miraba fijo a la cara, de muy cerca, como queriendo meterse en sus raros ojos azules.
El director recurrió a los buenos oficios de Ticio, que conocía a la niña y entendía su lengua. Ella confesó:
–Yo quiero saber de qué color ve usted las cosas.
–Del mismo que tú –sonrió el director.
–¿Y cómo sabe usted de qué color veo yo las cosas?
Eduardo Galeano
miércoles, 26 de agosto de 2015
Si...erto...
La literatura como terapia silenciosa
Por Rita Arosemena -
El 11 de febrero de 1963, Sylvia Plath, considerada una de las escritoras más dinámicas y admiradas del siglo XX, se suicidó por intoxicación con monóxido de carbono al inhalar gas de cocina en su residencia en Londres. Plath había padecido, durante gran parte de su vida, los síntomas de una severa depresión atribuida por los biógrafos a una personalidad bipolar, agonía claramente plasmada en su legado literario: una única novela, “La Campana de Cristal”, así como numerosos relatos y poemas publicados antes y después de su muerte. En uno de sus textos, llamado “Elm”, Plath escribe: “Estoy aterrorizada por esta cosa oscura que duerme dentro de mí. Todos los días siento su suave giro como si fueran plumas, su malignidad”.A pesar de las tendencias suicidas presentes en su comportamiento desde muy joven, Sylvia manifestaría, en cierto punto de su vida, que al escribir establecía contacto con la parte más saludable de sí misma (Collingwood, 2013), confesión en la que más adelante se basaría el psicólogo de la Universidad de Texas, James Pennebaker, para referirse a los efectos positivos de la escritura creativa en la salud mental. “Es muy posible —sostiene Pennebaker— que escribir poesía haya mantenido a Sylvia Plath con vida por más tiempo del que hubiese vivido sin la poesía” (Smith Bailey, 2003).
Charles Dickens, Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald, Emily Dickinson, John Keats, Virginia Woolf, Edgar Allan Poe, Leo Tolstoy, Franz Kafka, Alejandra Pizarnik, Ernesto Sabato, Sylvia Plath. Son algunas de las mentes creativas más elevadas de la literatura universal que, además, experimentaron en algún momento de sus vidas las repercusiones de un desorden mental, principalmente, la ansiedad y la depresión.
No obstante, basta llevar a cabo una revisión biográfica para comprobar, también, que fue precisamente durante periodos de ansiedad o depresión intensa que fueron escritas las más sublimes obras literarias de su repertorio, hecho que si bien habla de una capacidad extraordinaria para convertir el dolor y la desesperanza en arte, también es indicio de una propiedad terapéutica atribuida desde hace ya muchos años a la escritura para el tratamiento de ciertas psicopatologías, particularmente los trastornos del estado de ánimo.
El novelista Graham Greene, por ejemplo, cuyo trastorno bipolar le conducía regularmente a episodios de conducta auto-destructiva, llegó a referirse a la escritura como “una forma de terapia, un sentimiento sin duda compartido por un sinnúmero de escritores” (Hinsull, 2013).
Para Sharon Hinsull, psicoterapeuta miembro de la Asociación Británica de Consejería y Psicoterapia: “la gente ha utilizado la escritura como un medio para la expresión emocional a lo largo de los siglos, y para muchas personas parece seguir siendo uno de los medios más eficaces para articular sentimientos no expresados o inexplorados”. El objetivo en el empleo de la escritura terapéutica no es, por ende, desarrollar las habilidades literarias del individuo, sino: “dar expresión silenciosa pero significativa a lo que no ha sido, o no puede ser dicho en voz alta” (Hinsull, 2013).
El uso de la escritura como psicoterapia formal se remonta a la década de 1960, cuando el psicólogo estadounidense Ira Progoff —formado bajo el enfoque de Carl Gustav Jung— introduce el “Método del Diario Intensivo”, una técnica de auto-exploración y expresión personal basada en el seguimiento metódico de un diario diseñado, según Progoff, “para proporcionar un instrumento mediante el cual las personas puedan descubrir dentro de sí mismas los recursos que no sabían que poseían” (Progoff Intensive Journal Program For Self-Development, 2015). Sin embargo, a lo largo de los años la técnica se ha extendido hasta abarcar formas de expresión literaria más complejas, como la poesía o la escritura libre, convirtiéndose —para una infinidad de personas— en un salvavidas silencioso.
Durante el holocausto, Frankl estuvo recluido en un campo de concentración donde recopiló sus experiencias en más de una docena de notas escritas en taquigrafía. En su obra resultante: “El hombre en busca del sentido”, Frankl se refiere a este proceso de transformación de los hechos a la palabra escrita como una de las razones que le motivó a seguir con vida, así como el punto de partida para el desarrollo de su enfoque: la logoterapia.
En el artículo “Beneficios de la escritura expresiva para la salud emocional y física”, publicado en 2005 por The Royal College of Psychiatrists, se enlista una serie de beneficios a largo plazo concernientes al empleo de la escritura terapéutica, entre ellos:
- Una mejora en el funcionamiento del sistema inmunológico
- Reducción de la presión arterial
- Mejoras en el estado de ánimo
- Sensación de un mayor bienestar psicológico
- Disminución de síntomas depresivos
- Reducción y/o evitación de síntomas post-traumáticos
- Mejora de la memoria de trabajo
- Mejora en el rendimiento deportivo
Los mecanismos a través de los cuales la escritura expresiva adquiere una connotación terapéutica también son abordados en el artículo en cuestión, haciéndose referencia a sus posibles efectos positivos para lidiar con:
- Emociones previamente inhibidas. Lo que puede resultar en una disminución del estrés fisiológico producido por la inhibición.
- Procesamiento cognitivo. Es probable que el desarrollo de una narrativa coherente ayude a reorganizar y estructurar memorias traumáticas, lo que resulta en esquemas internos más adaptativos.
- Exposición repetida. Puede implicar la extinción de las respuestas emocionales negativas a los recuerdos traumáticos.
Instrucciones típicas para escribir; extraído del artículo “Beneficios de la escritura expresiva para la salud emocional y física” (Baikie & Wilhelm, 2005):
Durante los próximos 4 días, me gustaría que escriba sus pensamientos y sentimientos más profundos acerca de la experiencia más traumática de toda su vida o un problema emocional muy importante que lo haya afectado.En su escrito, me gustaría que se deje llevar y explore sus emociones y pensamientos más profundos.Puede atar su tema a sus relaciones con los demás, incluidos sus padres, pareja, amigos o familiares; a su pasado, su presente o su futuro.Para la persona que usted ha sido: ¿quién le gustaría ser o quién es ahora? Puede escribir sobre los mismos temas o experiencias todos los días o sobre diferentes temas cada día (…)No se preocupe por la ortografía, la gramática o la estructura de la oración.
Para Hinsull (2013), la escritura terapéutica es singularmente útil en personas para las cuales la idea de reunirse con un terapeuta cara a cara puede llegar a ser angustiosa, ya que es justamente al entrar en ese estado de ansiedad que la gente es menos propensa a expresar verbalmente y con total plenitud sus sentimientos.
Escribir permite a estas personas establecer una conexión privada consigo mismas a través de la cual sean capaces de tomar conciencia de hechos o pensamientos que antes ignoraban, lidiar con ellos y llegar a una auto-conciliación, un proceso que, si bien puede ser llevado en conjunto con sesiones de terapia tradicionales, ofrece la posibilidad de ser realizado por cuenta propia, una característica sin duda atrayente para un gran foco de individuos.
Después de todo, y citando a Ana Frank: “El papel tiene más paciencia que los hombres”.
Referencias:
Baikie, K., & Wilhelm, K. (11 de Agosto de 2005). Emotional and physical health benefits of expressive writing. Obtenido de BJPsych Advances.
Collingwood, J. (30 de Enero de 2013). The Link Between Bipolar Disorder and Creativity . Obtenido de PsychCentral.
Hinsull, S. (17 de Junio de 2013). Writing as Therapy: A Silence That Speaks Louder Than Words. Obtenido de Counselling Directory:
Smith Bailey, D. (Noviembre de 2003). The ‘Sylvia Plath’ effect. Obtenido de American Psychological Association.
domingo, 2 de agosto de 2015
xoxo
El zorro se calló y miró largamente al principito:
- Por favor... domestícame ! – dijo.
- Me parece bien – respondió el principito -, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
- Sólo se conoce lo que uno domestica – dijo el zorro. – Los hombres ya no tienen más tiempo de conocer nada. Compran cosas ya hechas a los comerciantes. Pero como no existen comerciantes de amigos, los hombres no tienen más amigos. Si quieres un amigo, domestícame !
- Qué hay que hacer ? – dijo el principito.
- Hay que ser muy paciente – respondió el zorro. – Te sentarás al principio más bien lejos de mí, así, en la hierba. Yo te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
Al día siguiente el principito regresó.
- Hubiese sido mejor regresar a la misma hora – dijo el zorro. – Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad ! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos.
jueves, 30 de julio de 2015
lunes, 20 de julio de 2015
Las mentiras no existen...
Dejémoslo correr...hay eventos que por arte de magia transportan a una frase leída mucho tiempo atrás y te lleva a repetir la lectura y recuerdas cuanto te gustó ese cuento olvidado, hoy desempolvado.
Yo soy Gimpel
el Tonto. No me creo tonto: todo lo
contrario. Pero es lo que la gente me llama. Me pusieron el nombre cuando
todavía estaba en la escuela. Tuve siete nombres en total: imbecil, borrico,
alcornoque, mendrugo, badulaque, pelele y tonto. El último fue el que quedó.
¿En qué consiste mi tontería? Yo era fácil de engañar. Decían «Gimpel, ¿sabes
que la mujer del rabino está de parto» Y yo faltaba a la escuela. Bueno, pues
resultaba que era mentira. ¿Cómo iba yo a saberlo? No se le había hinchado la
barriga. Pero yo nunca la miraba a la barriga. ¿De verdad era tan tonto por
eso? Los chicos se echaban a reír, saltaban, bailaban y cantaban una oración de
buenas noches. Y, en vez de las uvas que dan cuando una mujer está de parto, me
llenaban las manos de excrementos de cabra. Yo no era ningún alfeñique. Si le
pegara a alguien le haría ver las estrellas. Pero soy pacífico por naturaleza. Pienso
para mis adentros: «Dejémoslo correr.»
Y así se aprovechan de mí.
Fui al rabino para pedirle consejo.
Me dijo:
—Está escrito que es mejor ser tonto durante todos
los días de tu vida que malo una sola hora. Tú no eres tonto. Son ellos los tontos. Pues el que
hace sentir vergüenza a su prójimo pierde para sí el Paraíso.
Sin embargo, la hija del rabino me
engañó. Al salir de la casa, me dijo:
—¿No has besado todavía la pared?
—No. ¿Por qué? —respondí.
—Es la ley —me dijo ella—- Tienes
que hacerlo después de cada visita.
Bueno, no parecía haber ningún daño
en ello. Y ella soltó la carcajada. Era una buena broma. Me hizo caer por
completo.
¡Y sus
oraciones! Estaban llenas de tinieblas y de azufre, y, sin embargo, se hallaban
en cierto modo llenas también de encanto. Ella, sin embargo, me inflingía
crueles heridas.
¿De qué sirve
no creer?
«Seguid,
seguid con vuestra boba charla. La verdad ha salido a la superficie, como el
aceite sobre el agua. Maimónides dice que está bien y, por lo tanto, ¡está
bien!»
Vagabundeé por el país, y las buenas
gentes no me abandonaron. Al cabo de muchos años envejecí y mis cabellos se
tornaron blancos; oí muchas cosas, muchas mentiras y falsedades, pero cuanto
más vivía más claramente comprendía que no existen realmente mentiras. Lo que
no sucede realmente se sueña de noche. Le sucede a uno si no le sucede a otro,
mañana si no hoy, o dentro de un siglo, si no es el año que viene. ¿Qué
diferencia puede haber? A menudo, oía cosas de las que decía: «Bueno, eso es
algo que no puede suceder.» Pero antes de que hubiera pasado un año resultaba
que había ocurrido realmente en alguna parte.
Pasa lo mismo con los sueños. Hace
muchos años que me marché de Frampol, pero tan pronto como cierro los ojos
estoy allí de nuevo. ¿Y a quién creéis que veo? A Elka. Está de pie junto a la
artesa, como en nuestro primer encuentro, pero su rostro resplandece y sus ojos
son tan radiantes como los ojos de un santo, y me dice cosas extrañas en algún
idioma desconocido. Cuando despierto lo he olvidado todo. Pero mientras el
sueño dura me siento confortado. Ella responde a todas mis preguntas, y lo que
resulta es que todo está bien. Yo lloro y suplico «Déjame estar contigo.» Y
ella me consuela y me dice que tenga paciencia. La hora está cada vez más
próxima. A veces, me acaricia y me besa y llora sobre mi rostro. Cuando
despierto, siento el sabor de sus labios y fusto la sal de sus lágrimas.
No hay duda
de que el mundo es por completo un mundo imaginario, pero solamente una vez es
arrancado del verdadero mundo. A la puerta de la choza en que me hallo tendido
está el madero en que son llevados los muertos. El sepulturero judío tiene
lista su azada. La tumba espera, y los gusanos se hallan hambrientos; están
preparadas las mortajas, las llevo en mi zurró de mendigo. Otro shnorrer está aguardando para heredar mi
lecho de paja. Cuando llegue la hora marcharé alegremente. Cualquier cosa que
sea lo que allí haya, será algo real, sin complicación, sin ridículo, sin
decepción. Alabado sea Dios: allí ni siquiera Gimpel puede ser engañado.
Gimpel el
Tonto" Isaac Bashevis Singer
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" Cargados con experiencia de vida, memorias de trabajo, buenos tiempos y pesares, cada uno con su carga especial; y es nuestro común d...
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Detesto al lector que ha pagado por su libro, al espectador que ha comprado su butaca, y que a partir de allí aprovecha el blando almohadón ...