Brevedad
y encantamientos.
" Yo ya no sé si esta anécdota corresponde al maravilloso escritor que fue Jorge Luis Borges o si el que me la contó ( no recuerdo quién ) se la atribuyó a él sin mas contemplaciones. En cualquier caso, creo que Borges hacía bromas con su ceguera. Y esta anécdota, sea verdadera o no, merece salvarse del olvido.
- Cuando fui a cruzar la Avenida 18 de julio en Buenos aires- acaso tres o cuatro veces más ancha que la de la Castellana en Madrid- anduve buscando a tientas ayuda y al fin encontré otra mano. Cogido de esa mano amiga crucé la ancha avenida, escuchando los claxons y el zumbido de los automóviles. Una vez cruzado, ya en la otra acera, alguien se desprendió de mi mano y me dijo : "Muchas gracias".
" Yo ya no sé si esta anécdota corresponde al maravilloso escritor que fue Jorge Luis Borges o si el que me la contó ( no recuerdo quién ) se la atribuyó a él sin mas contemplaciones. En cualquier caso, creo que Borges hacía bromas con su ceguera. Y esta anécdota, sea verdadera o no, merece salvarse del olvido.
- Cuando fui a cruzar la Avenida 18 de julio en Buenos aires- acaso tres o cuatro veces más ancha que la de la Castellana en Madrid- anduve buscando a tientas ayuda y al fin encontré otra mano. Cogido de esa mano amiga crucé la ancha avenida, escuchando los claxons y el zumbido de los automóviles. Una vez cruzado, ya en la otra acera, alguien se desprendió de mi mano y me dijo : "Muchas gracias".