Puedes mirarte a ti
mismo con ojos nuevos y abrirte a nuevas experiencias que nunca llegaste a
pensar que podrían estar dentro de tus posibilidades como ser humano, o puedes
seguir haciendo las mismas cosas, de la misma manera, hasta que te entierren.
Tú eres quien determina lo que vales
sin necesidad de dar explicaciones a nadie. Y tu propio valor que es un hecho
en sí no tiene nada que ver con tu comportamiento ni con tus sentimientos.
Sólo los fantasmas se
revuelcan en el pasado, explicándose a si mismos con descripciones basadas en
sus vidas ya pasadas. Tú eres lo que eliges ser hoy en día, no lo que antes
elegiste ser.
No puedes crecer y desarrollarte si
sabes las contestaciones antes de que siquiera te hayan hecho las preguntas.
Acercándonos a otra persona con amor en
el corazón, sin pedir nada sino tan sólo ofreciendo ese amor, creamos
relaciones milagrosas.
La fusión de dos personas en una da
como resultado dos medias personas.
¿Cómo
puedes dar amor si no vales nada? ¿Qué valor tendría tu amor? Y si no puedes
dar amor, tampoco puedes recibirlo. Después de todo, ¿Qué valor puede tener el
amor que se le da a una persona que no vale nada? El estar enamorado, el poder
dar y recibir, todas esas cosas empiezan con un ser que es capaz de amarse
totalmente a sí mismo.
La postergación como forma de vida es
una de las técnicas que puedes usar para evitar el hacer las cosas. Un no
hacedor es a menudo un crítico, esto es, alguien que se echa para atrás y mira
cómo los demás hacen cosas, y luego elucubra conceptos filosóficos sobre cómo
están haciendo las cosas los hacedores. Es muy fácil ser crítico, pero ser un
hacedor requiere esfuerzo, riesgos y cambios.