domingo, 20 de abril de 2014

Algo cambió... todo cambió...decretando cosas nuevas.

" Una mañana, al abrir la ventana de mi habitación de par en par, tuve que echarme hacia atrás. Ante mí acababa de presentarse la belleza natural, suave y silenciosa, una belleza que yo ni siquiera había soñado y que me conmovió profundamente hasta hacerme derramar unas lágrimas y empezar a temblar. Temblaba como si tuviera frío. Me pareció que acababa de aprender un nuevo idioma, hasta entonces desconocido para mí. De pronto comprendí Florencia. Todo adquirió sentido: las colinas, el río, los puentes que atravesaban las aguas, los palacetes y las iglesias, los cuadros y las estatuas; me pareció que había aprendido la palabra mágica y que había cruzado las fronteras de mi nueva patria, donde todo me resultaba conocido desde siempre, desde hacía una eternidad, como si ese nuevo mundo acabara de abrirse para mí, como si empezara a hablarme… en Florencia empecé a vivir en un éxtasis conmovedor. Nunca he recibido un regalo tan espontáneo de la vida como aquella primavera en Florencia. Me apoderé de ese imperio lleno de tesoros que se abría ante mí en solitario, como un usurero…"




Sándor Márai

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