domingo, 6 de mayo de 2012

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Con penurias, pero felices. Ella lo recordaba como un tiempo en el que, a pesar de estrecheces, le afloraba la risa. Estando embarazada de mí, una vez -una de tantas- que lo que había en los platos era bien escaso, mi padre le arrimó el suyo y le dijo: "Tienes que alimentarte, yo me como tu risa".
JUAN COBOS WILKINS, El corazón de la tierra

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