domingo, 25 de marzo de 2012

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Así pues, la realidad, el mundo real, sólo habrá durado un tiempo, el imprescindible para que nuestra especie lo hiciera pasar por el filtro de la abstracción material y el cálculo. Real desde hacía tiempo, el mundo no estaba destinado a seguir siéndolo mucho más. Habrá cruzado la órbita de lo real en unos cuantos siglos, y no tardará en perderse más allá.

En términos meramente físicos, podemos decir que el efecto de realidad sólo existe en un sistema de velocidad y continuidad relativas. En sociedades más lentas, como las primitivas, la realidad no existe, no "cristaliza", a falta de una masa crítica suficiente. No hay suficiente aceleración como para que haya linealidad, y con ella causas y efectos. En las sociedades demasiado rápidas, como la nuestra, el efecto de realidad se difumina: la aceleración trastorna los efectos y las causas, la linealidad se pierde en la turbulencia, la realidad, en su continuidad relativa, ya no tiene tiempo de existir. Así pues, la realidad sólo existe en una determinada almena de tiempo y de aceleración, en una determinada ventana o en una determinada playa de los sistemas en expansión.

Jean Baudrillard,  (trad. Joaquín Jordá).

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