domingo, 30 de octubre de 2011

Imposturas... de Bettina Edelberg

No quiero murmurar nostalgia,
repetir desolación, 
lamer el vano sortilegio de un lenguaje.
No quiero estos fastuosos resúmenes:
un vacío que llamamos vida
y que puede ser dificultad o cobardía
o vergüenza de ser nada, 
la lenta profanación de ser solamente, 
acumular minúsculas traiciones, 
inútil movilidad.
Alguien canta falsos estíos
o un mundo sonriente que no existe,
porque hay que fingir un altísimo solo, 
desconocer una triste marea y su naufragio.
Alguien cambia mentira por amor
y todo es la fábula de una puñalada
o desaparición total.
La realidad describe sonrientes fotografías:
un himno infatigable a los jefes de la destrucción.

No quiero murmurar hojas,
repetir antiguos paisajes o sentimientos perdidos, 
no quiero aceptar vagas reverencias o sumisiones, 
mezquinas ganancias,
un mundo aferrado a la vejez, al miedo, al trueque.
Elijo ser nadie,
ser pobremente yo, 
disiparme en verdad,
aunque el precio sea volverme
y no contemplar un hervor que me mira y me
                                                     conquista,
aunque el precio sea esta soledad,
esta soledad.
 Betina Edelberg (Buenos Aires, Argentina, 1921-2010)
de Imposturas, Emecé Editores, Buenos Aires, 1960, 5º edición

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