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Alegre, pues, transcurrían los días del caballero, gozoso de su status
confortable, calentado en la cama por varios cuerpos, consolado por ingestiones
alcohólicas, reconfortado por la certidumbre de haber conseguido todo aquello
gracias a un ingenio que le permitiera perfeccionar los métodos de captura y
cría y aprovechamiento de pastos y piensos, como inteligente que era aunque no
letrado, aureolado además por relaciones selectas, protecciones de otro mundo,
que hasta su misma casa descendían a veces como las del cuasipariente Amador e
incluso la del señor doctor que le había hablado de igual a igual, sin
aparentar y sin mención de las sensibles diferencias y hondos abismos que
escinden las existencias de los situados a uno y otro lado de la barrera del color
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Luis Martín-Santos
Luis Martín-Santos