sábado, 16 de febrero de 2013

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Tengo miedo de mi


de morirme de mi misma

de levantarme una mañana y darme cuenta

que todo mi optimismo

ha sido un maquillaje que ahora me da alergia.

De pensar que las veces que te dije: no importa

andate cuando quieras

en realidad querían decir: no me abandones.

Miedo de que el poema no hable de la vida

sino de torpes cosas que disimulan vida.

Miedo a ser inerte ante el dolor ajeno

de dejar que mi boca se calle por cansancio.

Tengo miedo de mi

de mi misma, si

de quedarme a solas con mis huesos

y saber

que se acabó el catálogo de mentiras piadosas

que dios anda de viaje y no le anda el timbre

y yo y estas palabras nos cansamos de todo.

Habrá que ver entonces

como le hago esta noche para que nada duela

y mañana vuelvan las cosas a su sitio.



Cuando caiga la tarde en que confunda

las cotidianas cosas y los nombres

se me arruguen los verbos y las manos

los recuerdos se mezclen con los sueños

el pasado se adueñe del presente.



Cuando sea un fastidio para todos

mi ilógica verdad, mi no respuesta

la comida se caiga de mi boca

se me nublen los ojos en la ausencia

se detengan mis piernas.



Quizás pierda los códigos y el miedo

reine al fin el olvido en mi memoria

y no duela el amor ni la nostalgia

y no sangren heridas mal abiertas.



Tal vez sea feliz de un raro modo

sin presagios, ni dudas, ni rencores

en un cuerpo vencido por el tiempo

que no puede acordarse de la urgencia

del hambre y la sed que da el deseo.



Cuando expiren los plazos de cordura

y me quede amarrada a los silencios

en la noche las letras sin sentido

giren locas tan lejos de un fonema.

Será tarde esa tarde...

es por eso

que hoy me urge un poema.

Cristina Ramb

jueves, 14 de febrero de 2013

Sólo por HOY




Sólo un poco de silencio y todo se detiene en su lugar real” Cesare Pavese

A ratos..




Estoy buscando un día


para entenderte a solas.

Un día sin murallas,

sin trampas ni gentíos.

Un día abierto y libre

como un cuaderno al viento.

Y no haya cortaduras

por cada nudo ciego.

Y no haya puñaladas

por cada frase fina.

A ratos,

hacemos cosas grandes,

como mirar al cielo.

para no ver a nadie.

Como cruzar los brazos

por no abrazar a tantos.

Estoy buscando un día

para vivirlo juntos.

La vida es un brebaje

que nunca lo pedimos,

hemos de hacerlo dulce

para beberlo a medias.

Por eso,

pensemos en ser simples

y no perdamos el tiempo.

La vida,

nos vino a desgarrones.

Debemos aceptarla

como una llaga impuesta.

A ratos,

hacemos cosas tristes,

como confiar en alguien

desesperadamente.

Como extender la mano

para salvar al necio

Estoy buscando un día

para poblarnos solos.

Para esperarte siempre

sin aguardar esperas.

A ratos,

hacemos cosas buenas:

como volvernos malos

para que nos sonrían.









Violeta Luna

Hesse



"No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente, porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su mundo interior manifestarse".


Hermann Hesse

Patty Venti y Pizarnik


Soy lo que hicieron de mí


pero la compasión sólo

le está reservada a los valientes.



Avanza el invierno

sobre el deseo

frágil, torpe, firme al sol.



Miro mi mano

y advierto que el lenguaje

ha dejado de ser una patria,

resguardo de las heridas.

Sin embargo,

tomo la pluma

-como quien empuña un arma-

y trazo la trayectoria del olvido.









Patricia Venti

Galeano y más Galeano...


Me llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos Republicana y una revista vieja que dejaste aquí.


Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril. Me llevo una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca sale un globito con palabras, las palabras dicen cosas cómicas. También llevo una hoja de acacia recogida de la calle, la otra noche, cuando caminábamos separados por la gente. Y otra hoja, petrificada, blanca, que tiene un agujerito como una ventana, y la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y te vi y ese fue el día en el que empezó la suerte.



Me llevo el gusto del vino en la boca. (Por todas las cosas buenas, decíamos, todas la cosas, cada vez mejores, que nos van a pasar).



No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te ibas (no estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo esto que ninguna carta, ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha sido.





Vagamundo y otros relatos.       El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces.



El diagnóstico y la terapéutica.

El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito de polvo de quereme, como al descuido, en el café o en la sopa o el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita, ni lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada. El amor es sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto de gobierno que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en los mercados, infalibles brebajes con garantía y todo.

El libro de los abrazos

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