domingo, 23 de diciembre de 2012

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Qué fácil callar,
ser serena
y objetiva
 con los seres que no me interesan verdaderamente,
a cuyo amor o amistad no aspiro.
Soy entonces
calma,
cautelosa,
perfecta dueña de mí misma.


Pero con los poquísimos seres que me interesan… Allí está la cuestión absurda:
soy una convulsión.

De allí proviene mi imposibilidad absoluta para sustentar mi amistad con alguien mediante una comunicación profunda y armoniosa.

Tanto me doy,
 me fatigo,
 me arrastro
y me desgasto que no veo que instante de liberarme de esa prisión tan querida.

 Y si no llega mi propio cansancio, llega el del otro,
hastiado ya de tanta exaltación
y presunta genialidad,
y se va en busca de alguien que es como soy yo con la gente que no me interesa.
Alejandra Pizarnik. (Diarios)

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