jueves, 29 de septiembre de 2011

Quemadura que no se ven....


"Me senté en la silla y lo miré por encima del hombro. Me ardía la oreja, la perla me pesaba en el lóbulo. Sólo podía pensar en sus dedos en mi cuello, su pulgar entre mis labios.
Me miró, pero no empezó a pintar. Me pregunté en qué estaría pensando.
Finalmente se volvió de nuevo.
-Tienes que ponerte también el otro -declaró, tomando el segundo pendiente y extendiendo la mano para dármelo.
Durante un instante me quedé sin palabras. Quería que él pensará en mí, no en el cuadro.
-¿Por qué? -dije finalmente-. No se ve en el cuadro.
-Tienes que ponerte los dos. Es una farsa, si no.
-Pero... no tengo agujero en la otra oreja -dije con voz entrecortada.
-Entonces tendrás que ocuparte de ello.
Seguía con la mano extendida, alargándome el pendiente. Yo me adelanté a cogerlo. Lo hice por él. Saqué la aguja y el aceite de clavo y me perforé la otra oreja. No lloré ni me desmayé ni emití sonido alguno. Luego posé durante toda la mañana y él pinto el pendiente que estaba a la vista, y yo sentía, escociéndome como una quemadura en la otra oreja, la perla que él no podía ver."
Tracy Chevalier

...