domingo, 12 de octubre de 2008


Manual del vino (fragmento)
" Los vinos son la materia carnal del recuerdo, la vendimia del tiempo perdido, el terciopelo de la memoria, la burbuja de las niñas en flor. Un buen vino es la “obertura” insustituible de la fiesta gastronómica, el estímulo de los sentidos, el mejor pretexto para la convivencia cordial de la buena mesa, y el más elegante adorno que puede lucir una mujer en sus manos. El vino es el rey de la mesa: el símbolo de la cultura más arraigada en nuestro legado histórico mediterráneo. Y, de la misma forma que saber comer es un exponente de buena educación, saber beber es una manifestación de buen gusto. "
Mauricio Wiesenthal

miércoles, 1 de octubre de 2008

Gioconda Belli


Tocamos la noche con las manos

escurriéndonos la oscuridad entre los dedos,

sobándola como la piel de una oveja negra.


Nos hemos abandonado al desamor,

al desgano de vivir colectando horas en el vacío,

en los días que se dejan pasar y se vuelven a repetir,

intrascendentes,

sin huellas, ni sol,

ni explosiones radiantes de claridad.


Nos hemos abandonado dolorosamente a la soledad,

sintiendo la necesidad del amor por debajo de las uñas,

el hueco de un sacabocados en el pecho,

el recuerdo y el ruido como dentro de un caracol

que ha vivido ya demasiado en una pecera de ciudad

y apenas si lleva el eco del mar en su laberinto de concha.


¿Cómo volver a recapturar el tiempo?

¿Interponerle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia,

hacerlo retroceder acobardado

por nuestra inquebrantable decisión?


Pero...

quién sabe si podremos recapturar el momento

que perdimos.


Nadie puede predecir el pasado

cuando ya quizás no somos los mismos,

cuando ya quizás hemos olvidado

el nombre de la calle

donde alguna vez pudimos encontrarnos.


Gioconda Belli



El catecismo me enseñó, en la infancia a hacer el bien por conveniencia y a no hacer el mal por miedo. Me amenazaban con el infierno, y me prometian el cielo; y yo temía y creía.


Han pasado los años. Ya no temo ni creo. Y en todo caso pienso, si merezco ser asado en la parrilla, a eterno fuego lento, que así sea. así me salvaré del purgatorio, que estará lleno de terribles turistas de clase media.


Sinceramente, merecer, merezco. Nunca he matado a nadie, es verdad, pero ha sido por falta de coraje o de tiempo y no por falta de ganas. No voy a misa los domingos, ni en fiesta de guardar.... Y por si fuera poco poco, con premeditacion y alevosia he cometido el acto del amor sin el noble proposito de reproducir . Yo bien se que el pecado carnal está mal visto en el alto cielo; pero sospecho que Dios condena lo que ignora.

(Galeano)
Augusto Monterroso

" La vida no es un ensayo, aunque tratemos muchas cosas; no es un cuento, aunque inventemos muchas cosas; no es un poema, aunque soñemos muchas cosas. El ensayo del cuento del poema de la vida es un movimiento perpetuo; eso es, un movimiento perpetuo".

martes, 16 de septiembre de 2008


La locura se ha visto obligada a confundirsecon los hilvanes de los librosy las caratuladas formalidadesde las rituales antilocuras.¿Pero dónde está la diferenciaentre los amores que pasan y los amores que no pasan?¿Y dónde está el pensamientoque puede deslizarse igualmentepor la línea recta, la línea curva o la ausencia de todas laslíneas?Y aunque la locura nos salve a veces de nosotros mismostermina siempre por reducirnos a nosotros mismos,aunque alguna vez,en uno de sus saltos de gato que se aprieta la cola,descubra y franquee su intención funambulescade empujarnos y acompañarnosa las franjas sosegadas de los nuevos abismos.

Entonces comprendemos que ella es la cordura de otra partey también que no estamos tan completamente solos,como nos afirman nuestras habitaciones tapizadas dediscordias,nuestros maestros especializados en ciénagasy los huecos excavados en todas las cosas.

La milésima parte de estos reanimados animales de la locurabastaría para poblar los cascabeles mudosdel desgastado tapiz del decrépito universo.Pero como la ley apunta en su obcecación hacia otra parte,estas huérfanas criaturas no tienen más remedioque mirarnos cada vez más fijamente a los ojosy hacernos buscar como a excéntricos geómetrasempedernidoslas perpendiculares absurdas,pero extrañamente válidas,de todos los caminos abandonados..

Roberto Juarroz

Más allá de la oreja existe un sonido, en el extremo de la mirada un aspecto, en las puntas de los dedos un objeto: es allí adonde voy.

En la punta del lápiz el trazo.

Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de la alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí adonde voy.

En la punta del pie el salto. Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí adonde voy.

¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Yo os espero. Es allí adonde voy.

En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé ni dónde ni cuándo. Al borde de la tertulia está la familia. Al borde de la familia estoy yo. A la orilla de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy.Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy.

Mientras tanto, lo que hay es el sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un rincón para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé sobre qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre adonde voy.
Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo te amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa.

En el extremo de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo. Yo a la orilla del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, perro ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.






Clarice Lispector (Brasil, 1920-1977)

domingo, 7 de septiembre de 2008


Por cobardía sustituimos la sensación de nuestra nada por la sensación de la nada। Y es que la nada general apenas nos inquieta: vemos en ella demasiado a menudo una promesa, una ausencia fragmentaria, un callejón sin salida que se abre. Durante largo tiempo me obstiné en hallar a alguien que lo supiera todo sobre sí mismo y sobre los otros, un sabio-demonio, divinamente clarividente. Cada vez que creía haberlo encontrado, debía, tras un examen, cambiar de opinión: el nuevo elegido tenía todavía alguna mancha, algún punto negro, no sé qué recoveco de inconsciencia o de debilidad que le rebajaba al nivel de los humanos.
Percibía yo en él huellas de deseo o de esperanza, o algún residuo de pesar. Su cinismo era manifiestamente incompleto. ¡Qué decepción! Y proseguía siempre mi búsqueda y siempre mis ídolos del momento pecaban en algún aspecto: el hombre estaba presente en ellos, oculto, maquillado o escamoteado. Acabé por comprender el despotismo de la especie, y por no soñar más que con un no-hombre, con un monstruo que estuviese totalmente convencido de su nada. Era una locura concebirlo: no podía existir, ya que la lucidez absoluta es incompatible con la realidad de los órganos.



Emile Cioran - Fragmentos de La tentación de existir

...