jueves, 21 de junio de 2012

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“Allá hallarás mi querencia.  El lugar que yo quise.  Donde los sueños me enflaquecieron.  Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de hojas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos.  Sentirás que allí uno quisiera vivir para la eternidad. El amanecer; la mañana; el mediodía y la noche, siempre los mismos; pero con la diferencia del aire.  Allí, donde el aire cambia el color de las cosas; donde se ventila la vida como si fuera un murmullo; como si fuera un puro murmullo la vida… ”
 Juan Rulfo

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Estaba mucho más allá, en ese mucho más allá ilocalizable adonde precisamente ponen proa los ojos de todas las mujeres del mundo cuando miran por una ventana y la convierten en punto de embarque, en andén, en alfombra mágica desde donde se hacen invisibles para fugarse. Nadie puede enjaular los ojos de una mujer que se acerca a una ventana, ni prohibirles que surquen el mundo hasta confines ignotos. (C. Martín Gaite)

Y es Junio....





Un espejo en la sombra. Antonio Gala
Un espejo en la sombra
suele aguardar un repentino advenimiento.
Pero a veces se pierden
el aliento y el color de los ojos
y la costumbre de mover las manos,
y entonces no sabemos qué es aguardar siquiera.
Sucede cuando no estamos seguros
de ser el reflejado por los escaparates;
cuando giramos la cabeza
hacia quien no nos ha llamado y sonreímos.
Sólo aquello que amamos nos distingue
en medio de la noche.
Es amar y tender las manos
lo único que, por tanto, puede hacerse.
Suele ocurrir en mayo o junio,
cuando el sol va muy alto
y buscamos con ansiedad entre los árboles
sin saber con certeza qué,
y nos inquietamos diciendo «cuánto tarda»
sin habernos citado antes con nadie.

Sólo aquello que amamos
es capaz de decirnos quiénes somos.
Suele ocurrir en mayo o junio,
y hay quien se enamora de sólo una palabra
y quien se enamora de unos labios cerrados.
Pero es preciso andar sin preguntar adónde
hasta sentir la voz que llama desde lejos,
y que repite un nombre que ignorábamos,
y ese nombre es el nuestro,
y es a nosotros a quien llama.

Antonio Gala.
De "Cuaderno de amor

Cursi, pero, porqué no?.





Cada día que vivo, más me convenzo de que el desperdicio de la vida está en el amor que no damos, 
        en las fuerzas que no usamos, 
                en la prudencia egoísta que nada arriesga, 
           y que,
escapando  del sufrimiento,
                     perdemos también la felicidad".


Carlos Drummond de Andrade

Totalmente DE ACUERDO... bueno... yo no sé pero lo supongo.





“Siempre que llegas a una encrucijada en el camino se te destroza el organismo, porque tu cuerpo siempre ha sabido lo que tu intelecto desconocía, y sea cual sea la forma que elija para descomponerse, con mononucleosis, gastritis o ataques de pánico, tu cuerpo siempre es la zona más afectada por tus miedos y batallas interiores, y acusa los golpes que tu mente no puede o no quiere encajar” (p. 74). 

“Tus pies descalzos en el suelo frío cuando te levantas de la cama y vas a la ventana. Tienes sesenta y cuatro años. Afuera, la atmósfera es gris, casi blanca, no se ve el sol. Te preguntas: ¿Cuántas mañanas quedan? Se ha cerrado una puerta. Otra se ha abierto. Has entrado en el invierno de tu vida” (p. 236). 

PAUL AUSTER… Diario de invierno

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