en el trayecto
que va del cuarto a la cocina,
de la cocina al baño.
Una mancha en el muro,
un papel que hay que recoger
del suelo, un vaso de agua,
mirar por la ventana,
decir hola a la vecina,
acariciar al gato.
De esta manera olvido siempre
la idea principal, me pierdo
en el camino, me descompongo
día a día y es inútil
que intente regresar sobre mis pasos.
Patrizia Cavalli