Yo no pertenezco más que al universo
donde todos los otros observan y se burlan.
Yo no soy de discursos entre copas,
ni de halagos nocturnos,
ni soy perro de presa.
Yo jamás me puse el nombre del río que miro
con la finalidad turbia de mentirle,
ni me abrigué a la sombra
de este tráfago urbano que a ninguno facilita los días.
Tal vez por eso mi palabra permanece oculta
en unos quince libros que yacen y me aguardan
y que hacen decir a las voces que llegan de otros rumbos
que esta latitud me será siempre incierta y siempre ajena.
Yo no sé por qué es tan odiado el silencio
y por qué hay quienes rezan
la obvia afirmación de que no existo.
Tal vez sea el trópico,
tal vez saben que algo en mí viene del sur
–imperdonable agravio
para una tierra que se quiere al norte–.
Tal vez soy
demasiada palabra para poco recinto.
Después de todo,
mi reino puede no ser de este mundo
y cualquier parecido
de todo cuanto he dicho
con la realidad
ser mera coincidencia.
Lourdes Sifontes Greco
"Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo quietecita en la vitrina, sino siempre la asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día" F.Savater
martes, 9 de septiembre de 2014
-
" Cargados con experiencia de vida, memorias de trabajo, buenos tiempos y pesares, cada uno con su carga especial; y es nuestro común d...
-
Detesto al lector que ha pagado por su libro, al espectador que ha comprado su butaca, y que a partir de allí aprovecha el blando almohadón ...