Al día siguiente, alguien lo encontró. Estaba
tirado en el camino, un trapo sucio de barro y sangre, más muerto que vivo. Y
entonces aquella piltrafa dijo, con un resto de voz: -Se llevaron las mulas.
Y dijo: -Y se llevaron el arpa.
Y tomó aliento y se rió: -Pero no se llevaron la música.
Y dijo: -Y se llevaron el arpa.
Y tomó aliento y se rió: -Pero no se llevaron la música.