"Mi cuerpo se sentía a gusto sobre el calor de la arena. Tenía los ojos cerrados, los brazos abiertos, desdobladas las piernas a la brisa del mar. Y el mar allí enfrente, lejano, dejando apenas restos de espuma en mis pies al subir de su marea...
Era temprano. El mar corría y bajaba en olas. Se desprendía de su espuma y se iba, limpio, con su agua verde, en ondas calladas.(...)
Volví yo. Volvería siempre. El mar moja mis tobillos y se va; moja mis rodillas, mis muslos; rodea mi cintura con su brazo, suave da vuelta sobre mis senos; se abraza de mi cuello; aprieta mis hombros. Entonces me hundo en él, entera: Me entrego a él en su fuerte batir, en su suave poseer, sin dejar pedazo.
Me gusta bañarme en el mar (...)
Y el otro día estaba otra vez en el mar, purificándome. Entregándome a sus olas".
Pedro Páramo ( Juan Rulfo)
Era temprano. El mar corría y bajaba en olas. Se desprendía de su espuma y se iba, limpio, con su agua verde, en ondas calladas.(...)
Volví yo. Volvería siempre. El mar moja mis tobillos y se va; moja mis rodillas, mis muslos; rodea mi cintura con su brazo, suave da vuelta sobre mis senos; se abraza de mi cuello; aprieta mis hombros. Entonces me hundo en él, entera: Me entrego a él en su fuerte batir, en su suave poseer, sin dejar pedazo.
Me gusta bañarme en el mar (...)
Y el otro día estaba otra vez en el mar, purificándome. Entregándome a sus olas".
Pedro Páramo ( Juan Rulfo)